^^ Bienvenidos a mi página ^^

Esta página fue creada para mostrar algunos cuentos, reflexiones, poemas y dibujos que hice a lo largo de los años. Si tienen dudas o sugerencias, por favor escribanme a mi mail Solestelar@gmail.com e intentaré responder sus mensajes. Desde ya, gracias por visitar el blog ^^

¿No encontrás lo que querés leer? ¡Busca aquí! ^^

jueves, 20 de diciembre de 2007

Windusty

Hola!!! A continuación, les presentaré una novela corta (super corta) que se llama Windusty. Aquí solo les mostraré el prólogo y, al final, les mostraré el link en donde podrán encontrar esta novela. Espero que lo lean y me dejen comentarios^^

WINDUSTY, LA CIUDAD DE LA MAGIA

Llegó el momento de la hoguera. Iban a quemar a la bruja que encontraron invocando al diablo, aunque en realidad estaba tratando de crear un conjuro para vencer al demonio que azotaba a todos con la sequia.
La bruja, una mujer asombrosamente bella, de buen cuerpo y rostro fino, observó el cielo, en la que pudo vislumbrar cómo la luna llena se estaba ocultando tras las nubes.
La bruja, entonces, profirió un grito de terror que asustó a los no mágicos. Como el inquisidor creyó que ella estaba profiriendo algún tipo de hechizo, decidió apurar el proceso y, sin miramientos, ordenó que la quemaran.
En realidad, lo que hizo la bruja fue terminar con el conjuro y, de esa manera, proteger a sus hijos de las garras de los malvados magos y de los no mágicos. Todo fue porque, al ver la ocultación de la luna llena, pudo vislumbrar un poco a una joven que era atrapada por un terrible mago con sed de venganza hacia los no mágicos. La joven atrapada sería la descendiente de esa bruja, por lo que con su grito de terror y un último conjuro, creó una protección hacia sus hijos y los hijos de sus hijos que le debería durar un tiempo.
Seicientos cuarenta años después, ese hechizo se rompió.

Continuación en: http://www4.loscuentos.net/cuentos/local/meysahras/

domingo, 16 de diciembre de 2007

Pinturas al oleo

Bueno, todavía soy nueva en esto (recien el año pasado empecé a practicarlo), pero estos son las pinturas al oleo que quisiera mostrarles. Espero que les guste ;)






viernes, 14 de diciembre de 2007

Yanquilandia en Navidad

¿Qué es esta navidad,

que los yanquis festejan?

¿Qué cosas gastan,

en semejante macana?

Olvidan que en ese día,

Nació el niño Dios,

Que ofreció su vida

Para volver junto a Dios.

Estos yanquis solo gastan,

En todas las cosas caras,

Olvidando a las personas

Que no tienen nada.

Esos caros juguetes,

De las jugueterías,

Pertenecerán a esos niños,

Que los padres los materializan.

Y las caras luces,

Que aparecen en las casas,

Solo sirven para competencias

De las casas más iluminadas.

¿Qué clase de navidad es esta,

que solo gastos acarrea?

Esto es solo una fiesta,

La fiesta de los gastos,

De todas esas macanas,

Que disfrazas una noche,

En una navidad,

Que no sirve de nada.

Lluvia de la luz

No existe ningún indicio de que esto haya ocurrido alguna vez, pero al menos, sí existe un escrito que narra sobre esta experiencia. No se sabe bien en qué mundo, en qué era o en qué momento ocurrió. Solo se sabe que una dama de corta vida, la única testigo del hecho, lo presencio todo. Y vivió para contarlo.

El pueblo entero dormía, mientras las nubes que cubrían el cielo amenazaron con una tormentosa lluvia que bien podría acarrear muchos problemas. La única que se había desvelado fue la dama, de hermosura inimaginable y con una larga lista de amores rechazados por ella misma. La dama, por algún motivo, no podía dormir, por lo que salió de su recamara, fue al patio y observó las nubes que, poco a poco, empezaban a mostrar el antiguo temor humano de que los dioses se habían enojado.

Solo por eso, la dama entraría a la casa para refugiarse de la lluvia que, poco a poco, estaba por caer a tierra. Ya podía sentir cómo unas cuantas gotas le caían en sus largos cabellos azabache, los únicos que la habían acompañado desde el momento en que dio su primer respiro a la vida. Pero algo hizo que no se moviera del lugar, y eran cómo los truenos y relámpagos, con algunos trucos de los rayos y las nubes, dibujaban formas extrañas y grotescas en el cielo que impresionaron enormemente a la muchacha.

Ya la lluvia aumentó bruscamente, haciendo fuertes ruidos contra los objetos metálicos, rasgando milímetro por milímetro cada roca que encontraban, despertando poco a poco a los niños y personas que temían las tormentas como esas, sin tener motivo alguno para temerlas. Pero a pesar de eso, la dama seguía en su sitio y era la única que estaba bajo esa lluvia que congelaba hasta los huesos.

De repente, entre las gotas frías y transparentes de la lluvia, empezaron a caer pequeñas chispas de luz, en forma de gotas brillantes que eran cálidas, hasta el punto de ser irritantes. La dama no podía explicarse ese motivo, por lo que observó el cielo, buscando alguna respuesta ante esa extraña manifestación fluvial.

La dama, entonces, recordó una leyenda que le narraron de pequeña sus padres, cuando todavía no perdió del todo la inocencia que, como ocurre a veces, se les he arrebatada de muchos por el odio y la codicia de los pecados. El cuento decía que, cada siete milenios, cuando siete estrellas formaran una sola línea con algunos cuantos cometas, aparecía la lluvia de la luz, que eran pequeños fragmentos de los desperdicios de las estrellas y cometas que podrían ser atraídas por la gravedad de algún planeta con vida, ocasionando así un choque entre las partículas de agua gaseosa, la que normalmente se encuentra entre las nubes, para así formar una extraña precipitación en la que, en vez de agua, cayera pequeños trozos de estrellas del cielo. Por supuesto, la dama lo había tomado como un cuento para niños, pero desde que se lo narraron, había deseado que, en el caso de que fuese realidad, ella pudiese ver algún día esa extraña lluvia de la luz simplemente para disfrutar de un espectáculo que no ocurriría en los otros siete mil años.

Pero si solo ocurriese esa lluvia, este relato no tendría sentido alguno. La única razón por la que es narrada es porque ocurrió algo más, aparte de la caída de los trozos de estrellas y cometas.

La dama tuvo visiones, o eso fue al menos lo que había creído. Por un instante, le pareció ver que las partículas de luz empezaron no solo a caer, sino también a subir y a moverse de forma horizontal, dejando así pequeños rastros como si fuesen que los cometas cayeron del cielo. También la dama se dio cuenta de algo: esas gotas solo caían en la dirección en donde ella estaba, rodeándola por completo y rozándole su suave piel de marfil dorado. La lluvia no le había irritado la piel, solo le producía un suave cosquilleo que no creía capaz.

Pareciera como si quisieran estar con ella eternamente.

Las nubes empezaron a separarse, mostrando así el apasionado amor que el sol y la luna se tuvieron eternamente, a pesar de las distancias. Los dos astros estaban ahí, juntos, amándose con tanta pasión que era capaz de producir ceguera a los descuidados e ignorantes humanos.

La dama, a pesar de estar viéndolos eternamente, no se quedó ciega. Así pudo observar que las gotas de la extraña lluvia no venían precisamente de las nubes, sino directamente de los rayos ardientes del sol, que parecía gozar de su eterno amor y su infinita felicidad.

En esos momentos, recordó otra parte de la leyenda, que nunca lo tuvo en cuenta por no haberle causado ninguna impresión: aquél que viese directamente la fuente de donde caía la lluvia de la luz, obtendría gloria y poder, pero sufriría mucho y moriría pronto. Eso a la dama le parecía algo superfluo, pero ideó un plan para advertir a su gente sobre el fenómeno y para que así, si luego de siete milenios ocurriese lo mismo, solo se atinaran a observar la lluvia desde la ventana de sus hogares y la cerraran luego cuando vieran a las nubes separarse. Ese plan lo ideó horas después, cuando ya el hecho ocurrió por completo.

Las gotas de luz empezaron a desaparecer, pero parte de ellas quedaron pegados en la piel de la dama, haciendo que su piel brillara incluso durante las noches, como una antorcha humana.

En el eclipse, vio exactamente cómo moriría, pero no le produjo temor. Nunca le había temido a la muerte, solo le temía a lo que vendría después. Tampoco le importaba si ese era su destino, solo si tendría la oportunidad de contárselo a alguien para transmitirlo de generación en generación, para así confirmar que ese fenómeno sí existe, pero que muy pocos tienen la oportunidad de vislumbrarlo.

Ya casi al final del fenómeno, la dama comprendió un poco el porqué el hombre, con el correr del tiempo, siempre iba en busca de la vida eterna para así poder ver la lluvia de la luz, aunque todo intento fue en vano. Pero eso no fue lo único que aprendió la dama aquel día, sino también aprendió que, con el correr de los años, algún descendiente suyo podría sufrir su misma suerte. Por lo que decidió firmemente no juntarse con hombre alguno, no amar apasionadamente y no sentir el misterioso placer físico del amor, del que es fruto otra larga e infinita existencia de humanos.

Años después, esa joven volvió a desvelarse un día, pero para poder escribir esta experiencia y transmitirla no solo alrededor del mundo, sino a todos los planetas con vida conocidos, y por conocer, que se encuentren en la galaxia. Así es como este escrito llegó a este mundo, produciendo así que me desvelara en una noche de lluvia solo para poder escribirlo y difundirlo de alguna manera…

martes, 11 de diciembre de 2007

Manuela y el bebé

Manuela estaba leyendo un libro, en una fría mañana de invierno. Se había echo un mate caliente, y con un ponchito de lana, se sienta en una silla hamaca frente a la estufa. Toma el mate, y luego lee un libro. Era la única forma que tenía para poder salir del mundo en donde vivía. Con los libros que leía, viajaba totalmente a otro mundo, y veía, como una pantalla de cine, todo lo que pasaba en la historia con imágenes.

Nunca había ido al cine, bueno, nunca quiso ir a ninguno. Recordaba cuando ya era bastante adulta, y comenzó el cine. Todos estaban hablando sobre esa gran novedad, ya que era algo nuevo en el país en donde vivía. Pues bien, ella nunca en su vida pisó un cine, solo agarró un libro y empezó a leer.

Tenía todo lo que le hacía una madre muy orgullosa de sí misma: disciplina a sus hijos, dinero para mandarlos a una buena escuela, un esposo millonario, atención a los problemas de sus hijos, buena ama de casa y excelente cocinera.

Nunca había ido a trabajar, ya que prefería estar en su casa y leer. Cuando tenía tiempo, agarraba un libro y leía, y todos sus problemas desaparecían.

Y ahora, que pasó el tiempo, y se quedó sola en casa, sigue leyendo, ya con mucho esfuerzo. Había trabajado mucho para criar a sus hijos, y al verlos como grandes profesionales, se enorgullecía de sus logros como madre. Ahora tenía cada uno su familia y su vida. Su marido murió de un ataque cardiaco, así que se quedo sola en su casa.

Por la mañana, como esa mañana fría, se sentaba y leía. Extrañaba a su marido y a sus hijos, y quería volver a esos tiempos que fueron muy felices para ella.

Cuando leyera todo, tal vez haría las compras para la comida. Siempre compraba provisiones para una semana, así que solo una vez a la semana que salía de compras.

Cuando leyó todo, miró por la ventana, y vio todos los años de vida que tuvo, lo que logró como madre, y el dinero que poseía luego de la muerte de su marido. Aún así, se sentía muy infeliz. Algo le faltaba. Nunca ayudó al más necesitado, y solo se preocupó por ella y por su familia.

También será porque estaba sola, y no estaba acostumbrada a eso, aunque ya pasaron como 10 años que estaba así.

Se puso su abrigo, y salió afuera. Esta vez, haría algo muy distinto. Tomó otro camino, el que no conducía a la tienda, y solo caminó por largo rato.

Recordó las aventuras que leyó en los libros, uno de ellos tenía su misma historia, con la diferencia de que la protagonista encontraba algo que cambiaba totalmente su vida.

Cuando se acercó a un baldío, oyó unos llantos. Decidió ver qué era, y entró al baldío. Luego de buscar y buscar, encontró un bebé.

Parecía que fue abandonado hace poco, y estaba solo tapado con una mantita de algodón. Manuela, al ver que se moría el bebé, lo agarró, y usó su abrigo para abrigarlo.

Caminó con el bebé hasta su casa. Ahí, lo alimentó, lo abrigó y lo cuidó. Como no encontró a nadie que quisiera el bebé, decidió adoptarlo.

Así, ella cambió su vida, y se dio cuenta de que Dios suele darnos una oportunidad para volver a comenzar las cosas que dejamos de lado.

jueves, 6 de diciembre de 2007

Pequeña canasta de Navidad

Nuestra canasta pequeña es,

porque somos pobres, no somos ricos.

Nuestra canasta también pobre es,

solo tiene un pan, una galletita y ninguna sidra

con qué festejar esta Navidad.

Nuestro trabajo es lo mismo:

mendigar por las calles,

haga calor, haga frío,

no importa qué,

con tal de conseguir monedas

para poder comer.

Ya no creemos que exista el progreso

en este miserable país,

y nuestra canasta de Navidad,

es solo una muestra muy pequeña,

de lo que este miserable país nos pueda dar.

El país pobre está,

la navidad de gastos está,

Papá Noel solo escucha a los niños ricos,

que le piden un montón de cosas costosas,

mientras que a nosotros,

solo a nosotros,

nunca nos ha escuchado,

aunque solo le hemos pedido,

que haya buena comida,

aunque sea en este día.

Ya no sabemos en quién confiar.

¡OH, Dios! ¿Por qué no paras esto ya?

¿Por qué permites que haya miseria?

¿Qué hicimos nosotros para merecer esto?

Si oyes nuestros ruegos, si nos tienes compasión,

has que al menos esta Navidad,

nuestra pobre y pequeña canasta,

sea una gran canasta que tenga,

todas las cosas ricas y hermosas

que uno se pueda imaginar.

Y que eches del gobierno,

a toda esa gente mala,

que roba nuestro dinero

ganado con el sudor de nuestra frente

de tanto trabajar.

viernes, 30 de noviembre de 2007

Compasión

Un temblor hizo que sacudiera su diminuto cuerpo, haciéndole notar que no era correcto andar medio desnudo en una fría noche desierta. No recordaba cómo llegó hasta ahí, ni cómo fue que lo perdió todo. Hasta olvidó su propio nombre y de dónde venía.

Trató de moverse, pero el frío hacía que todo intento de movimiento fuese inútil. Comprendió que se estaba congelando, por lo que pensó que le hubiese gustado vivir un poco más para saber acerca de ese extraño mundo.

Con la esperanza de pedir ayuda, empezó a gritar a todo pulmón. Nadie venía, pero él seguía gritando y llorando por ser hallado. No entendía el porqué lo abandonaron, el porqué se encontraba en ese frío y oscuro lugar. Muchas preguntas le vinieron en su pequeña mente, sabiendo que nunca serían respondidas, al menos debidamente.

De repente, escuchó pasos. ¿Quién será? La esperanza empezó a aumentar, por lo que siguió chillando para que lo encontraran con facilidad. Los pasos aumentaron. Poco a poco, sintió cómo unas cálidas manos lo envolvían por completo, levantándolo delicadamente como si fuese un cofre de cristal. Esas manos empezaron a cambiarle de posición, hasta que le mostraron un rostro femenino, que lo sonreía con ternura y le decía: “¡Pobrecito! ¿Qué haces en este lugar nada acogedor? No puedo creer que hayan abandonado a un bebito hermoso y tierno como tú”

Y mientras la mujer lo refugió en sus cálidos brazos, el pequeño lo comprendió: no le habían deseado. Empezó a llorar ante esa tal triste noticia, pero la mujer lo tranquilizó diciéndole: “No te pongas así, que tú serás mi hijo y nunca te abandonaré”

La mujer besó su frente, mientras el pequeño comprendió que, a pesar de todo, encontró a una desconocida que lo quiso de verdad.

martes, 27 de noviembre de 2007

Recuerdos e intrigas

Estaban dos loritos, encima de las ramas de un samu’u, descansando de un largo vuelo que tuvieron por algunos lugares del Chaco. En esos momentos, estaban conversando un poco sobre cómo un mismo lugar puede cambiar tanto.

- Lo que son las cosas- dijo el loro más joven- cuando estaba en un huevito, este lugar era habitado solo por animales e indígenas.

- Sí, recuerdo bien eso- le contestó el otro loro- se vivía en paz y armonía, ya que los indígenas solo cazaban para comer. Esto era un completo desierto y los árboles eran sus oasis.

- Yo no recuerdo bien eso, dado que solo veía el mundo a través de mi huevo. Pero cuando empecé a romper la cáscara, me pareció ver unas personas que no se parecían a los indígenas. Eran humanos también, pero tenían un aspecto muy diferente.

- Sí. Eran menonitas. La primera vez que los vi, creí que los indígenas se habían pintado de blanco por algún extraño motivo. Pero luego, al oírlos hablar, me di cuenta de que eran de otra parte. Hablaban un extraño idioma, se vestían de otra manera y construían las casas de forma diferente.

- Me imagino todo el desastre que ocurrió después. Estas tierras son muy secas y prácticamente no hay agua.

- Eso es lo que tú crees. Cuando yo era un huevo, este lugar era hermoso y habitable. Pero ya fue, ya no existe. Ahora tendremos que convivir con los humanos, sean indígenas, menonitas, campesinos…

- Yo ni sé el porqué se diferencian tanto entre ellos, si tienen las mismas formas: una cabeza con dos ojos, dos orejas, una nariz y una boca. Todos tienen dos brazos, dos piernas y no les falta dedos en los pies ni en las manos.

- Será porque sus limitadas mentes no les permiten verse como iguales. Nunca cambiarán.

Y mientras hablaban, vieron que un menonita y una indígena se encontraban debajo del samu’u. Se abrazaron y se besaron apasionadamente, como si fuera que desde hacia tiempo no se veían. Luego, los dos se sentaron y empezaron a preguntarse lo mismo que los dos loritos: el por qué las personas se diferencian entre sí si tienen la misma forma y los mismos sentimientos de felicidad y tristeza.

Los dos loros volvieron a volar y se posaron en otro árbol, para ver a los dos jóvenes humanos que, dejando de lado los prejuicios que todos tienen, se encontraron aquella calurosa tarde chaqueña para poder estar a solas por unos momentos.

- Es bueno saber que no todos los humanos son terribles- dijo el loro más viejo.

- Lo que pasa es que ellos hicieron mucho daño este lugar- dijo el loro joven- algún día, esos dos humanos jóvenes empezaran a cortar árboles o arrojar la basura en los pocos lagos que quedan.

- No los generalice. Tal vez ellos salgas diferentes. Nunca se sabe lo que nos depara el futuro.

- Mejor pienso en el presente. El futuro será para después.

- A pesar de que siempre he vivido aquí, han ocurrido tantas cosas que ya ni me acuerdo. ¿Será por la edad?

- Yo más bien creo que por tener memoria a corto plazo. Somos loros.

Siguieron viendo a los jóvenes, con la esperanza de que ellos fuesen diferentes y protegieran la naturaleza chaqueña, sin importar quiénes fuesen sus familias o cuáles eran sus ideas acerca de la vida.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Secreto de familia

Mi familia guarda muchos secretos.
Sé que cada uno tiene secretos que no quiere contar. Pero creo que mi familia tiene secretos tan graves o impresionantes, que nuestros padres nos ha ocultado.
Como soy escritor, me tocó a mí hacer esta historia que habla de mi propia familia. Pero para conocerlos mejor, te los voy a presentar.
Mi mamá es oculista y se llama Ester. Mi papá es arquitecto y se llama Alberto. Tengo una hermana mayor, que se llama Cristina y es estudiante de medicina. Mi hermano se llama Tomás y es el menor. Aún va al primer año del bachiller. Yo me llamo Armando y soy el hijo mediano. Ya antes de terminar el colegio, he escrito muchos cuentos que fueron publicados. No soy conocido, pero mi familia se siente feliz.
Bueno, ahora saben por qué soy yo el que escribo esta historia, ya que voy a hablar sobre algunos secretos que oculta mi familia. Sé que muchas personas me dirán que no debo hacer esto, que soy un mal hijo y cosas así. Pero yo hago lo que me parece correcto. Y si no les gusta lo que hago, creo que hay otros cuentos que pueden encontrar en la librería.
Todo esto comenzó cuando éramos pequeños. Estábamos jugando a las escondidas y yo me escondí en el sótano. La verdad, nuestros padres nunca permitían que nos metiéramos ahí. Pero como estábamos jugando y no encontraba otro escondite, me metí en ese lugar.
Lo que encontré fue un baúl, que estaba candadeado y tenía código secreto. Al verlo, me pregunté si eso era lo que mis padres estaban ocultando y qué habría dentro del baúl.
Salí de ahí, olvidándome de esa caja. Decidí no preguntar nada, por si me castigaran por haber desobedecido a sus órdenes. Y así pasaron los años, en que me olvidé por completo de ese baúl y de la curiosidad que sentía por descubrir lo que ocultaba.
Cuando mi hermana estuvo en el último año de la secundaria, empecé a tener pesadillas. Todas ellas venían de lo que descubrí en la infancia, lo del baúl y lo que posiblemente tuviese dentro. Todo comenzaba cuando jugaba con mis hermanos, como lo hacíamos en la infancia. Siempre entraba en el sótano y encontraba el mismo baúl. Luego, vencido por la curiosidad lo abría y aparecía desde monstruos hasta fantasmas y la muerte. Pero lo que no sabía era que la verdadera pesadilla todavía no comenzó.
Una noche, mientras mis hermanos y yo estábamos por entrar en las habitaciones para dormir, nos detuvimos a oír una conversación de mamá y papá. Cuando dijeron la palabra “baúl” detuve a mis hermanos y empezamos a espiarlos.
- ¿crees que ya habrán visto lo que hay en el sótano?- dijo mi mamá.
- ¡Bah! No lo creo- dijo mi papá- está tan asegurado que ellos ni lo mirarán.
- Pero ellos son inteligentes. Y si ven lo que hay en el baúl, se llevarán una gran desilusión.
- Lo hablaremos mañana. Ya encontraré la solución.
Mis hermanos y yo nos metimos en nuestras piezas, apenas oímos que ellos empezaban a salir de donde estaban.
Al día siguiente, después del colegio, mis padres no estaban. Así que hablé con mis hermanos acerca del baúl que encontré una vez, cuando jugábamos a las escondidas.
- ¿Y tú piensas que sería correcto ver lo que hay en el baúl?- me dijo Tomás.
- No lo sé, pero lo que guardan ahí puede ser algo tan horrible como para ocultarlo.
- Mejor será que nos olvidemos de esto- me dijo Cristina- si no lo muestran, será por nuestro bien.
Y así pasaron dos años, mientras mi curiosidad aumentaba. Empecé a escribir inspirándome en el baúl, por lo que todas mis historias eran de misterio puro. Lo que no sabía en ese momento era que yo, tiempo después, me convertiría también en un personaje de un cuento de misterio.
Ya llegó un momento en que la curiosidad pudo más que la prudencia. Así que aproveché un día en que nadie estaba en la casa, para meterme al sótano y tratar de abrir el baúl de alguna forma. Pero cuando entré a ese lugar, el baúl desapareció.
Al día siguiente, estuve paseando por el patio de mi casa. Era otoño y estaba jugando con las hojas, cuando de repente me tropecé con algo.
Me di cuenta de que había un pedazo de madera entre salida de la tierra. Esa madera no estaba ahí antes y lo sabía bien. Así que tomé una pala y empecé a cavar. Cavé hasta que logré desenterrar por completo el baúl que mis padres ocultaron con la esperanza de que nunca lo encontremos. Supuse que lo hicieron por la noche, porque fue mal enterrada.
Empecé a arrastrarla, haciendo todo un esfuerzo posible para llevarla hasta la casa. Por suerte, mis padres tenían mucho trabajo, mi hermana estudiaría hasta la madrugada y mi hermano estaría en una fiesta. Así que tendría todo el tiempo para desentrañar un misterio que me atormentó durante toda mi corta vida.
Lo llevé a mi pieza y, cuando llegué, tomé aliento y me arrojé al suelo. Luego de un corto descanso, busqué una vara metálica y un martillo, para romper todos los candados que tenía. Tardé bastante, porque eran como veinte candados que tenía. Cuando logré romperlos todos, tomé aliento y me encontré con otro obstáculo más: el código secreto del baúl. Eso fue fácil, porque en uno de los candados encontré un papelito que tenía escrito unos números. Cuando descifré el código, logré abrir el baúl y ver lo que había dentro suyo.
Ojalá me hubiese limitado a consumirme con la curiosidad que a descubrir la verdad.
Dentro del baúl había un mantel blanco, muchos papeles escritos y muchas fotos.
Empecé a leer los papeles. Todos se trataban de explicaciones para cometer un asesinato. Luego, vi las fotos y todas ellas eran de una mujer joven. Eran muy antiguos, pero se veía que la violaban, la acuchillaban por todas partes y, luego, vi una foto en donde estaba la misma chica pero ya partida en pedacitos.
Y entonces, vi que el mantel blanco cubría algo. Lo saqué y vi un trozo de brazo de mujer. Ya estaba todo podrido y se le veía casi todos los huesos. Me dio tanto asco, que lo volví a meter al baúl, con todas las fotos y los papeles. Lo cerré de golpe, volví a poner los candados tal como los encontré, pero de manera apresurada.
Por suerte, llegaron primero mis hermanos y no mis padres. Les conté lo que había visto y ellos se asustaron.
¿Acaso será que mi familia es un grupo de asesinos, que matan por dinero? ¿Por qué habrán hecho eso?
Volvimos a enterrar el baúl. Los tres prometimos que no diríamos nada acerca de eso.
Pasó el tiempo y, un día, volvimos a hablar de este tema cuando nuestros padres no estaban. Mi hermano me dijo que había que contarlo, porque ya no podía seguir ocultándolo. Mi hermana me dijo lo mismo y yo me comprometí a escribirlo. Solo espero que haga lo correcto y que mis padres no se enojen por esto.
Por las dudas, cambié los nombres de mi familia y la mía. Pero aún así, creo que mis padres sabrán que esta historia es nuestra, ya que no creo que haya familias que tenga nuestro secreto de familia.
Ahora, ya no me importa lo que diga la gente. Yo ya hice lo que me pareció correcto y podré estar tranquilo.
Pero nunca olvidaré las fotos que había visto, ni tampoco la idea de que mis padres son malvados, ni tampoco me sacaré de la cabeza que al final terminaré como ellos.
No, no quiero ser como ellos. Nunca me gustó matar gente por dinero. Y si tuviera que hacerlo, no tendría el valor de sacar una vida a alguien. Solo espero no heredar esa parte de mis padres que, por alguna razón, ellos escondieron todo esto para que nunca sepamos lo que son, para que nosotros no los copiemos. Al menos, eso es lo único correcto que hicieron durante toda la vida.

NOTA: Esta historia es totalmente ficticia. No tiene nada que ver con mi familia ni con la familia de algún conocido. Cualquier semejanza con la realidad, es pura coincidencia...

¿Dónde estás inspiración?

¿Dónde estás, inspiración? ¿No ves que te necesito? Te he buscado por todas partes, así como un amado busca a su amada perdida. ¿Por qué te alejas de mí? Necesito de tu aliento, necesito de tu ayuda. Eres el aire que respiro, eres el texto cuyas manos no se cansan de escribir. Eres todo para mí, necesito de tu magia, de tus ideas, de tu imaginación.
¿Dónde estás, inspiración, cuando más te necesito? ¿Acaso estás queriendo descanzar por un momento? Si es así, me lo hubieras dicho. No quiero que me abandonen sin avisarme, porque me siento como si todos me dejaran. Así que, si regresas a mí, haré todo lo posible por utilizar lo mejor de tí para poder elaborar escritos que lleguen más allá del cielo, más allá de la vida...

Todo pasó


Todo pasó,
Despierta niña,
Todo pasó.
Todos se fueron,
Ya nadie grita
Por lo que pasó.
Todo pasó,
No llores más,
Todo pasó,
Sola no estarás.
Sonríe, niña,
Deja de llorar,
Que la tristeza
Se fue ya.
Tu alma duerme,
Descanza en paz.
Ya espanté
Las cosas malas.
Todo pasó,
Ven aquí,
Todo pasó,
Acostada estás,
Levantate ya
Te espero aquí.
Todo pasó,
Todos piensan
En ti, niña,
Todo pasó.
La primavera
Vuelve otra vez
En tu corazón.
El invierno
Ya se fue,
Y no volverá
Nunca jamás.
Todo pasó,
Canta, niña,
Todo pasó,
Todo acabó.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Encuentro con un ángel


La imagen no es tan clara, porque más bien le saqué una fotografía por haber hecho en un papel muy grande para poder escanearlo. Está todo hecho a lápiz y es un hombre que se encuentra con un ángel.
Espero les guste ;)

domingo, 11 de noviembre de 2007

Mi sonata

Las cuerdas de mi guitarra
Se volvieron a partir.
Ya no tiene sentido la música
Que ejecuté para ti.
Suenan los tambores del alma
Clamando por la libertad,
Que está encadenada
Con las cadenas de la maldad.
Por suerte los problemas
Tienen alguna solución,
Así que no pierdo las esperanzas
De cantar para ti.
Las liras de todos los ángeles
Ya se empiezan a escuchar,
Al igual que sus dulces voces
Canciones de la bondad.
Espíritus de paz y justicia,
Salgan de su prisión,
Vengan conmigo ahora
Y sigan con esta canción.
No quiero que creas
Que todo termina aquí.
La canción continúa
Y así debería ser.
Ya tráeme el martillo
Para estas cadenas romper.
Las alas de la libertad se agitan,
No aguantan este lugar.
Así que espérame un rato
Para mi guitarra componer
Y seguir con esta música
Para a la libertad poder ver.
Quiero hablar contigo
Gran creador de la vida.
Tú que todo lo puedes,
Tú que todo lo ves.
Sientes en lo profundo de tu ser
Cómo agoniza la humanidad.
El viento, el fuego y el agua
Me lo dicen sin cesar.
Mi alma siente algo
Que está a punto de venir.
La tierra está temblando
Porque está a punto de morir.
Pero llegará el día
En que todo renacerá,
Y por fin sentiremos
La eterna libertad.
Ya la guitarra suena
Con una hermosa melodía.
Y así seguiré con esta canción
Dedicado a ti, el amor.

viernes, 26 de octubre de 2007

Mundos olvidados

Primera parte

En solo un instante, como si fuera prender o apagar la luz, varias personas desaparecieron como si fuesen tragadas por la tierra. Nadie sabía qué es lo que pasaba, pero estaban tan desesperados que rogaron a Dios para no desaparecer.
Pero aún así, las desapariciones ocurrieron en solo un instante. No solo las personas desaparecieron, sino también las ideas, los recuerdos de momentos vividos, momentos inolvidables, momentos que valían recordar para toda la vida... en fin, desaparecía hasta lo que estaba a punto de nacer.
Un día, todos vieron en el cielo un agujero negro. Nadie sabía qué significa eso, pero ahí vieron otro mundo, otra vida. Todos se dieron cuenta de que ese mundo, de edificios altos, polución y guerras, era el mundo de donde salían las ideas, los pensamientos y todo lo que un ser humano puede crear con la imaginación. Los habitantes cayeron en la cuenta de que la cantidad de personas que creaban con la mente una historia, o la vida de una persona que no existe desaparecían poco a poco. Ya a nadie se le ocurría una buena idea, por lo que su mundo desaparecía poco a poco.
Ya nadie sabía qué hacer. Ellos solo existían gracias a la imaginación de los humanos. Por alguna razón, de eso vivían: de la creación, del recuerdo... si alguien de la Tierra olvidaba una historia, entonces era como si nunca hubiese ocurrido.
Ya cuando creían que todo estaba perdido, apareció alguien. No sabían quién era, o cómo llegó ahí, pero ese alguien tenía en sus manos la solución para evitar el fin del mundo de la imaginación.
Ese alguien era pequeño, tan pequeño que parecía un bebé de un año. Sus cabellos eran tan largos que los pisoteaba al caminar. A simple vista, parecía ser alguien ridículo, que transcurrió de una persona que ya no le quedaba tanta imaginación. Pero aún así, todos los habitantes de ese mundo sabían que traía la solución.
Algunos hombres lo llevaron hasta una escalera, donde podría trepar y decir lo que tenía que decir, para que todos lo vieran. Cuando ya estaba en las escaleras, empezó a hablar. Todos se callaron, porque cada palabra que decía significaba el regreso de nuevas ideas, el renacimiento de aquellos recuerdos o personas olvidadas y de aquellos lugares del que nadie más hablaba.
Ese alguien, entonces, dijo que la mejor manera de seguir viviendo era............................................................................

Segunda parte

El lápiz cayó de sus manos. Cayó lentamente, hasta llegar al suelo.
Solo tuvo un pequeño temblor de las manos. No sabía el porque le pasó eso, pero le daba la impresión de que tenía que hacer algo para evitar un desastre.
Salió de la habitación en donde estaba escribiendo, y dejó en el escritorio el cuaderno abierto justo en la parte en donde escribió estas palabras: “Solo una gran cadena podría evitar el desastre que se producirá en el futuro”
El lápiz aún estaba en el suelo, con la punta rota por la mitad. Sentía que sería abandonado por su dueño, ya que por haber caído al suelo, su mina estaría completamente rota, y cada vez que le sacaran la punta, ésta se rompería una y otra vez.
El escritor solo salió de la pieza para tomar un descanso. Sentía que cada vez perdía la imaginación, por lo que nunca prosperaba en su oficio. Empezó a temblar con la sola idea de que tendría que dejar ese trabajo, para dedicarse a otra cosa. Nunca quiso eso, porque lo único que le hacía feliz era escribir, narrar sus historias, inventar nuevos personajes de nuevos países, hasta inventar universos que, para muchos, no existen.
Si perdía por completo la imaginación, sería su fin. Podía ver cómo agonizaba, sin saber qué sería de su espíritu creativo, sin saber a dónde iría a parar. Con todos esos temores, decidió leer libros, visitar lugares que nunca visitó, conocer personas y aprender de sí mismo. Solo así podría tener esperanzas de recuperar su imaginación, para crear nuevas historias y volver a nacer.
En ese momento de tanta inquietud, se le acercó alguien. Lo conocía, porque él mismo lo creó, en una de sus primeras historias cuando recién comenzaba con su oficio de escritor.
Se acercó a él, le susurró algo al oído, y sintió cómo sus brazos empezaron a temblar. Lo único que le dijo ese personaje fue: “Tienes la llave para evitar la destrucción de los mundos imaginarios. Tus manos mágicas pueden hacer milagros. Utilízalos, y crea una solución al problema”
De repente, se sintió otra persona, otro ser. Esas palabras le abrieron la mente a nuevas posibilidades de la vida. Sintió que tenía el destino de evitar varias destrucciones de otros mundos, otras civilizaciones. Con todas esas ideas, se metió de nuevo a su escritorio.
En lo primero en que se fijó fue en el lápiz que se le cayó al suelo. Tuvo la impresión de que con ese lápiz, por más simple que parezca, tenía la magia de hacer que todo lo imposible fuese posible. Era como su varita mágica, que esperaba ser utilizada para crear nuevas historias.
El escritor alzó el lápiz del suelo, y sintió cómo su magia llegaba directamente hacia sus manos. Se sentó en la silla, y empezó a escribir la solución del problema para evitar la destrucción de los mundos mágicos.
Lo que escribió a continuación era…………………………………………

Tercera parte

Los mundos están cambiando drásticamente. El mundo real, o sea, la Tierra, se estuvo volviendo más corrupta y llena de perversidades humanas. El mundo imaginario estaba desapareciendo cada día más, y todo por quedar en el olvido.
El olvido era peor que le podía pasar a alguien. Cuando uno olvida, pueden ocurrir muchos desastres, y así su propia vida sería un desastre.
Por eso, todas las personas del mundo que estaban desapareciendo, se unieron en un solo personaje, que entró en la mente de todos los escritores, dibujantes… todos aquellos que con sus artes pueden crear mundos y personas que no existen. Ese personaje les advertiría sobre lo que les está pasando, y que debían inventar una solución al problema.
Cada escritor inventaría algo, y lo transmitiría a todo el mundo. Luego, cada persona se daría cuenta de la situación en que se encuentran sus mundos, y trataría de no olvidar, para no destruirlos.
Para muchos, era injusto que los propios creadores olvidaran lo que crearon, y que los que se “pasean por sus mundos” también olviden los fantásticos viajes y sueños que realizaron en la imaginación. Era injusto, porque ni Dios olvida sus creaciones, se preocupa por lo que nos está pasando, creando más y más todo lo que está en el universo.
Por eso, es importante recordar, si no queremos que la destrucción de los mundos sea una realidad. Para eso, la solución a este grave problema es…. Recordar, crear y recrear.

Cuarta parte

Ya casi se acerca el final. Pero todos están concientes del grave peligro en que todos se encuentran. Ambos mundos, el que creamos y en donde vivimos, están desapareciendo por causa del olvido y la maldad.
Por eso, todos los escritores, pintores, escultores… todos los que se dedican a crear con sus artes, fueron advertidos hacia tiempo para que impidieran que los mundos fuesen olvidados.
Así que se crearon las redes de historias, en donde cada uno continua una historia como se le de la gana, luego se la da a otra persona para que continué, y así sucesivamente hasta que la historia sea larga y llegue a la gran cantidad de personas posibles. Pero aún así, falta mucho por hacer y mucho por crear.
Esta historia no termina, pero este relato sí. Llegará el día en que otros sigan la historia, para que los mundos no se olviden, no desaparezcan y no terminen nunca. La vida es hermosa el que se lo propone y como lo viva, y gracias a sus buenos recuerdos, no se pierde en las tinieblas del olvido. No olviden que no deben olvidar ser creativos, imaginativos y recreativos, sean quienes sean. Así que les pido que tengan buena memoria y sean buenas personas, para evitar que se acerque cada día más el fin del mundo.

martes, 23 de octubre de 2007

Control total y surf fotográfico.

Todos se estaban preparando para unas vacaciones en la playa. Era un lugar que tenía la arena blanca y fina, y había muchos cocoteros, y donde el sol se hundía en el mar por las tardes.
Ya estaban listos para partir los 4 chicos: Sara, Valeria, Oscar y Carlos. Serían unas vacaciones inolvidables.
Cuando ya lo tenían todo planeado, y cuando llegó el gran día, apareció un nuevo chico en el barrio.
- ¿Quién será ese niño?- se preguntó con mucho interés Valeria.
- Tal vez un nuevo en el barrio. Lo conoceremos después de las vacaciones- dijo Carlos.
Así que no hicieron más preguntas, y s prepararon para meterse en el auto, e ir rumbo a la playa.
Cuando llegaron ahí, pusieron todas sus cosas para estar ahí. Luego, los chicos se metieron en el agua, y empezaron a nadar.
De repente, Sara gritó: le agarró un calambre en el pie, y empezó a ahogarse. Para colmo, una ola apareció, con la amenaza de hundirla en el fondo del mar.
Entonces, pasó por ahí un surfista, la agarró y salieron del agua. sara se desmayó, y sus amigos se fueron a ver cómo estaba.
Y ahí reconocieron al surfista: era el mismo que apareció en el barrio.
- me llamo Rubén- dijo ese niño.
- Creí que estabas en el barrio. Te vimos ahí- dijo Oscar.
- Eso no importa. Lo importante es despertarla.
Por suerte, Sara se levantó, y luego de enterarse de lo que ocurrió, agradeció a Rubén por salvarla.
- Bonita tabla- le dijo Valeria, indicando la tabla celeste que Rubén sostenía en la mano.
- Es de mi papá. ¿Sabías que él ganó varios concursos de surf? ¡hasta es campeón internacional!- dijo Rubén.
- ¡Qué bueno!- dijo Sara.
Y mientras las chicas y Rubén conversaban, Oscar y Carlos los miraba, un poco celosos.
- no entiendo. ¡Es solo un chico, como nosotros!- dijo Oscar.
- la verdad, nunca entiendo a las mujeres, son muy raras- dijo Carlos.
- bueno, no estamos celosos. Solo somos amigos.
- si, tienes razón. Tienen la libertad de salir con quien quiera
aún así, en sus mentes, sabían que ese chico era solo un niño bonito que no tenía la inteligencia suficiente para sumar 1 más 1. se nota que no están celosos, ¿no?
Bueno, cuando volvieron a la ciudad, Rubén nunca más apareció, y todo volvió a la normalidad. Sin embargo, unos meses después, en el colegio, volvió a aparecer Rubén, y por alguna razón, la mayoría de las chicas se enamoraron de él.
- es difícil entender a las mujeres- dijo Carlos, al ver a un grupo de chicas cuchicheando sobre Rubén.
- Tienes razón- dijo Oscar- respira, se enloquecen. Dice algo, y gritan como locas. ¿Qué tiene él que no tengamos nosotros?
Un día, muchas chicas habian desaparecido, en especial, las que estaban muy enloquecidas por Rubén. Oscar, Carlos y Valeria (Sara desapareció) al ver lo que pasaba, decidieron espiar a Rubén.
- ¿Saben? Yo nunca me enamoré de él- les dijo Valeria a los chicos.
- ¿Y qué pasó en la playa?- dijo Oscar.
- Bueno, solo lo miraba porque era lindo, pero creanme, no es el de mi tipo.
- No importa- dijo Carlos- hay que averiguar este problema. Sospecho que Rubén no es lo que aparenta.
- El secuestró a las chicas, estoy seguro- dijo Oscar.
- Debemos espiarlo- dijo Valeria- este es el plan…
Al día siguiente, Rubén se paseó por el colegio, y Valeria apareció frente a él, con cara de muy enamorada.
- hola, Rubén. ¿te acuerdas de mi?- dijo Valeria.
- Sí, me acuerdo de ti.
- ¿Sabes? Quisiera que me contaras de nuevo la gran hazaña que hiciste en la playa, el año pasado.
- Bueno, pero tendremos que caminar largo tiempo, ya que es largo lo que voy a contar.
Así que, Valeria activó una filmadora que tenía en su bolso, y siguió caminando con Rubén. Lo que haría era filmar todos los lugares en donde iría, mientras que Oscar y Carlos verían todo en una tele.
Empezaron a subir pisos, hasta llegar a la terraza. Entonces, ella dijo una palabra clave, y así, Oscar y Carlos corrieron hasta la terraza.
- bien- dijo Rubén- ya llegamos hasta aquí. Ahora, es momento de sacarte una foto.
- ¿sacarme una foto?- se preguntó Valeria.
- Sí- dijo, y sacó una pequeña cámara- juro que te sentirás como otra persona.
Entonces, Valeria lo comprendió todo: Rubén utilizaba la cámara para hipnotizar a las chicas, y así, ellas desaparecían.
Por suerte, llegaron a tiempo los chicos, y le dieron una gran paliza a Rubén. Valeria agarró la cámara y la rompió.
Rubén fue llevado a la policía, y poco a poco, aparecieron todas las chicas que habían desaparecido. Todas tuvieron la misma historia que Valeria, solo que les tomaron las fotos, y sintieron que eran marionetas, manejadas por una sola persona.
- al final, nunca supimos el porqué hizo eso- dijo Oscar.
- Creo que odiaba a las mujeres, o algo así- dijo Valeria.
- Pero esta vez, tendré más cuidado- dijo Sara- la próxima vez que aparezca otro Rubén, no caeré en la trampa tan fácilmente.
Todos se rieron, y se sentaron en una mesa a comer, mientras que Sara decía:
- la verdad, sus conversaciones de surfistas eran muy aburridas.

jueves, 4 de octubre de 2007

El loco cuerdo

Estaba ahí el joven loco, con una camisa de fuerza y dentro de una pieza hecha de paredes acolchonado. No comprendía la razón por la que se encontraba en ese monstruoso lugar, pero todavía recordaba su vida antes de llegar a ese estado límite de su locura.
Siempre había sido un niño cuyos padres nunca le prestaron la debida atención. Ya en el colegio, los docentes advirtieron una conducta anormal en el niño, como que hablaba solo. No era que pensaba en voz alta, sino que hablaba como si estuviese hablando con alguien. El niño decía que eran unos duendes que vinieron a hacerle compañía, por lo que solo él los veía.
Sus padres, cuando escuchaban esas cosas, lo interpretaban como un juego y no como una locura. Así que dejaban que siguiera “soñando despierto” y no aceptaban otra observación del colegio.
Pasó el tiempo. El niño se convirtió en un joven y todavía seguía hablando con sus duendes. Para no meterse en problemas después con sus profesores y sus padres, pidió a sus duendes que le hablaran cuando estuviesen completamente solos, así no le tildarían de “loco”
Pero a veces, un loco ya no puede fingir su secreto.
Recién sus padres se preocuparon cuando un día, al recibir la nota de los profesores, se enteraron de que el joven gritó en clases, empezó a correr empujando a sus compañeros y se revolcó en el suelo, sin parar de pedir ayuda y de pedir que pararan de molestarlo.
Los padres hablaron con su hijo y, entonces, él les dijo que los duendes no le hicieron caso en su advertencia de que le hablaran cuando estuviesen solos. Más bien, empezaron a recorrer su cabeza y a tironearle de los cabellos, por lo que no pudo aguantar más y se comportó de esa manera.
Después de eso, el joven fue con un psiquiatra que empezó a analizarlo. Le preguntó sobre sus duendes, cuándo los vio y de qué solían hablar. También le preguntó la apariencia física de los duendes. Cuántos eran y cada cuanto los veía. Después lo presionó con preguntas sobre su infancia, si tuvo amigos, y si no los tuvo tal vez creó a sus amigos, que muchos niños solitarios tienen amigos imaginarios, si nunca se enamoró, si sus padres le trataban bien, cómo eran los profesores con él… cosas así.
El joven, con una rabia fuera de lo normal, se abalanzó sobre el doctor para atacarlo. Pero no era porque quería hacerlo daño, sino porque los supuestos duendes estaban por cortarle los pocos cabellos del psiquiatra y estaban por derramarle un balde lleno de agua.
Por suerte, el enfermero que estaba ahí atajó al joven, tratando de inmovilizarlo. El doctor lo inyectó y, al entrar en un profundo sueño, no recordó qué pasó después.
Al despertar, se encontró atado a una camilla. Giró la cabeza a un costado y encontró a sus padres, que parecían apenados por la conducta de su hijo.
La madre se acercó a él, le acarició suavemente la cabeza y le dijo:
- Hijo, hay algo que tienes en la cabeza, que es el cerebro. Por alguna razón, tu cerebro tuvo algunas fallas y empezó a actuar de acuerdo a tu deseo, produciendo así que tú vieras cosas que no existen. Esos duendes son solo producto de tu imaginación. Si aceptas eso, podremos ayudarte en tu problema.
- ¡Pero sí existen!- dijo el joven, rabioso de que ni sus padres lo creyeran- y siempre fueron los únicos que me acompañaron en mi soledad. Ustedes jamás se preocuparon por mí. Ellos sí. Los duendes son parte de mi vida y sería un delito si me obligaran a hacerlos desaparecer. ¡Quiero que ustedes desaparezcan, malditos!
- ¡Ya deja la fantasía a un lado!- le dijo su padre, con una voz dura- si no admites tu locura, te harán el electroshock. Debimos haberte medicado desde el principio, pero cometimos un error. Es humano equivocarse y no nos acuses de nuestros errores o…
- ¿O que? ¿Me castigarán? Eso no cambiara mi opinión con respecto a ustedes y a mis duendes. Ah, por cierto, hay uno que te va a arrojar algo.
En efecto, cerca de la ventana había un duende con dos tizas en cada mano. El duende empezó a arrojar las tizas hacia el incrédulo padre que, un poco extrañado, miró hacia el lugar en donde le habían arrojado el objeto.
- ¿Qué pasa, cariño?- preguntó la madre.
- Alguien me está tirando tizas- dijo el padre, que se asomó por la ventana- de seguro habrá sido un niño travieso.
- No fue un niño, sino un duende- siguió diciendo el joven.
Después de eso, entró el doctor anunciando el fin de la visita.
Los padres prometieron visitarlo para el día siguiente, cuando se hiciera el electroshock para curar su locura.
Y ahí estaba, el joven loco sentado en un rincón de la pieza acolchada, junto con sus duendes que no paraban de acompañarlo en todo momento.
El loco, al ver a los duendes, no pudo evitar sentir un odio hacia ellos.
- ¡Por culpa de ustedes estoy en este estado! ¿Por qué nunca se muestran a los demás? ¿Por qué me hacen ver como a un loco? ¿No era que somos amigos?
- Nos debes un favor- le dijo uno de los duendes- supuestamente estaríamos contigo hasta que terminaras tu infancia, pero tú insististe en que te acompañáramos un poquito más y ahí rompiste el trato.
- Así que nos revelamos y te hicimos todos estos problemas- le contestó el otro duende- pero ya que nos ves así, te dejaremos a tu suerte.
- ¡Esperen! ¡No se vayan! No podré soportar esto y solo- dijo el joven, al ver que los duendes estaban desapareciendo poco a poco.
- Lo sentimos, pero un trato es un trato. Ahora iremos con otro niño más necesitado que tú. Los humanos, al crecer, se vuelven menos interesantes y es difícil de entretenerlos.
Y así, el loco vio cómo poco a poco, los únicos amigos que creyó conocer durante su corta vida, desaparecieron antes de que los médicos lo curaran de su locura con el electroshock.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Utopía realizable

Armando se despertó luego de tener un extraño sueño. Se fue a dormir en la casa de su amigo Carlos. Él aún seguía durmiendo, porque había madrugado para perseguir a un ladrón. No lo logró, por lo que decidió resolver ese problema para otro momento.
Armando, mientras trataba de recordar su sueño, empezó a peinarse sus largos cabellos negros con los dedos, porque se había olvidado del peine. Luego fue al baño a lavarse la cara y, finalmente, fue a la sala a ver televisión.
Lo que vio fue una manifestación que hicieron las víctimas del Icua Bolaños que, como siempre, clamaban justicia por los muertos y heridos exigiendo que mandaran a la cárcel a los culpables con pena máxima.
- ¡Siempre lo mismo!- refunfuñó Armando- ¿Cuándo será el momento en que cambiarán las cosas?
La televisión empezó a tener algunas fallas. Las imágenes salieron en blanco y negro, por lo que el joven se levantó y golpeó el aparato.
En eso estaba cuando apareció Carlos. Acababa de despertarse, por lo que todavía tenía una cara de dormido. Al ver a su amigo golpear la tele, le dijo:
- Che, que la tele no es mío.
- ¡Es que me da rabia!- dijo Armando- tenía que ser de Paraguay para que todo funcione así.
Carlos suspiró. Ya no podía hacer nada para mejorar la conducta de su amigo, por lo que se acercó a él, apagó el aparato y le dijo:
- Vamos a hacer algo más que plaguearnos. ¿Estamos?
Se arreglaron un poco y salieron de la casa. Como el auto de Carlos se descompuso, tuvieron que tomar el colectivo. Por poco no se subieron por el techo de tantas personas que había. Lo peor fue que, por la mitad del camino, se descompuso el bus y todos los pasajeros tuvieron que bajar de él.
Mientras Armando empezaba a maldecir, Carlos quedó en silencio y empezó a reflexionar. Luego, tomó el brazo de Armando y, sin atender las preguntas de éste, lo llevó hasta una esquina en la que estaba una mujer con su bebé en brazos.
- Te presento a Rosita- le dijo Carlos a Armando, señalando a la mujer- a pesar de tener solo dieciocho años, tiene como cinco hijos. Su primer hijo lo tuvo a los trece y, desde su infancia, tuvo que mendigar para vivir.
- Muy triste, pero no entiendo para qué me trajiste hasta aquí y me contaste la historia de esa mujer- dijo Armando.
- Bueno, dado que siempre criticas este país, te plagueas por el gobierno, te indigna los ladrones y preguntas quién podrá hacer el cambio, decidí que tú sientas la realidad tal y como es llevándote en lugares estratégicos de Asunción. He conocido a muchas personas que me narraron sus experiencias y, a través de eso, pienso hacer una gran manifestación en la que, sin importar las diferencias, todos los paraguayos denuncien el contrabando, la contaminación, la deforestación, la pobreza, la discriminación, el secuestro, el maltrato y muchos problemas más. ¿Qué te parece? Es mejor que sentarse todo el día y plaguearse.
Armando reflexionó por unos minutos las palabras de su amigo. Recordó el sueño que tuvo, en la que participaba en la manifestación más grande de todos los tiempos de la historia paraguaya, algo que no ocurrió. En su sueño nadie faltaba. Prácticamente participaban todos, sin importar sus diferencias o si venían de otros países. No sabía si fue coincidencia que Carlos le mencionara esa manifestación. Lo que sí, es que también estaba harto de estar de brazos cruzados, por lo que le dijo:
- Suena a una utopía, pero podemos hacer el intento.
- No. ¡Vamos a hacer el intento!
Y, sin decirse ninguna palabra más, se acercaron a la mujer para hacerla partícipe de un sueño inalcanzable, pero no imposible.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Ciega, sorda y muda humanidad

Nada vale más
Si algo malo es,
Porque todo lo bueno
Se cae y no vuelve más.
Toda la humanidad
Es ciega, sorda y muda
Ante la necesidad
De poder mejorar.

CIEGO, en el corazón,
No ve lo que es el amor.
SORDO, ante las súplicas,
No escucha el favor de los demás.
MUDO, por la verdad,
Solo habla para mentir.
TONTO, para hacer el bien,
Solo copia lo malo que ve.
TORPE, para la amistad,
Para el amor y la hermandad.
TERCO, en sus errores,
Se cree el perfecto y es todo al revés.

Toda la humanidad
Es sorda, ciega y muda,
Y también es muy tonta,
Torpe y terca también,
Para todas las cosas
Que podrían hacernos bien.
Solo saben hacer cosas
Que masoquistas nos vuelven ya.

CIEGO, en el corazón,
SORDO, ante las súplicas,
MUDO, por la verdad,
TONTO, para hacer el bien,
TORPE, para la amistad,
TERCO, en sus errores,

Esta errada humanidad
No ve lo que es el amor,
No escucha el favor de los demás,
Solo habla para mentir,
Solo copia lo malo que ve y
Para el amor y la hermandad,
Se cree el perfecto y es todo al revés.

Amor de "novela"

Clara era muy apasionada por las telenovelas. Siempre las veía, en especial esas que eran bastante románticas. Sus preferidas eran las de galanes que conquistaban el corazón de todas las mujeres que se encontraban a su paso. A veces hasta trataba de grabar los capítulos más emocionantes para volver a verlas una y otra vez.
Un día, vio un capítulo en que la protagonista estaba desmayada porque creyó ver a un ladrón. El héroe apareció, la alzó en brazos y la puso encima de un sofá. Ahí, la besó y ella despertó, feliz de ver a su amado.
- Mi amor, has vuelto- dijo ella.
- Sí. Y nunca más me separaré de ti- le contestó él, con una voz seductora.
Clara grabó ese capítulo y lo volvió a ver cada vez que podía. Empezó a soñar que también tenía esa clase de situación, en que un galán sin rostro se acercaba a ella, la besaba y le decía frases amorosas. También empezó a escribir un montón de poesías románticas, la mayoría sacadas de las novelas que veía. Empezó a desear estar enamorada de alguien, para así cumplir su sueño de vivir un amor de novela.
Semanas después, en el colegio, Clara tuvo un compañero nuevo. Era guapo, inteligente y bueno en los deportes. Su nombre era Guillermo y todas las chicas estaban enamoradas de él.
Clara, al verlo, se enamoró a primera vista. Desde esa vez, empezó a ser más arreglada y a escribir poemas dedicadas a Guillermo. El problema que tenía era que todas sus compañeras también estaban enamoradas de él, por lo que ideó un plan para que el joven solo le perteneciera a ella.
El primer plan consistía en tratar de seducirlo de alguna forma. Empezó a leer revistas que daban consejos de cómo atrapar a un hombre, cómo ser más linda, cómo ser más coqueta, cuáles eran los lugares ideales para una cita, etc. Pero como ningún consejo le convenció, entonces decidió hacerlo a su modo.
Mientras iba al colegio, vio de nuevo al grupito de chicas que no paraban de suspirar por Guillermo cada vez que lo veían. Ya harta de celos, se acercó a ellas y les dijo:
- Ya no se fijen tanto en él. Para que sepan, Guille es mi novio y soy muy celosa.
El rumor que la misma Clara soltó, recorrió por todo el colegio en un abrir y cerrar de ojos. La muchacha, al ver en el lío en que se había metido, ideó un plan para atraparlo en el recreo, hacerle ver que lo amaba y que, de alguna forma, salieran juntos.
Ya a la hora del recreo, se acercó a él y le apartó de los demás. Lo llevó a un lugar donde había poca gente, mientras el muchacho se preguntaba qué estaba pasando. Ya cuando estaban solos, Clara lo miró a los ojos y le dijo:
- Tú me gustas.
Guillermo no dijo nada al principio. La vio como una admiradora más, por lo que le dijo:
- Lo siento, pero no siento lo mismo por vos.
Clara se dio cuenta de que estaba perdida. Pero no se hizo problemas y le contestó:
- No importa. Igual quiero que seas mi novio.
- ¿Qué? ¿Acaso no escuchaste?- le contestó Guillermo, sorprendido por ver a una chica que no se daba por vencida.
- Sí, pero mis amigas creen que tú eres mi novio. Por si no te diste cuenta, ya se corrió el rumor de que salimos juntos y todo gracias a mí.
- ¡Eso esta mal! ¿Por qué lo hiciste?
- Porque me gustas. Además, si sales conmigo, el número de “chicas molestas” disminuirá. Vamos, solo será por un mes. Y quien sabe, tal vez aprendas a amarme también. ¿Qué dices?
Guillermo lo pensó por un momento. Nunca le gustó mentir a nadie, pero también quería librarse de las chicas que, con sus voces chillonas, le decían cosas como “Bombón”, “Guapo” o más bien “Divino”, para luego gritar como locas como si nunca hubiesen visto a un chico. Observó a Clara, que de verdad era una chica linda y simpática. Ella parecía estar dispuesta a salir con él, a pesar de que no la quería. Al final, suspiró, dando a entender que aceptaba la propuesta.
- ¡Qué bien! Ahora vayamos a clase- dijo Clara, muy contenta.
Al llegar a la clase, todos sus compañeros los vieron. Clara, para demostrar a todos que era cierto el rumor, besó a Guillermo. Él no pudo reaccionar a tiempo, así que no tuvo otra opción que seguirle la corriente.
Días después, Guillermo se sentía obligado a traer flores o bombones a Clara. La verdad, no entendía el porqué seguía con esa farsa, pero no tenía otra opción para liberarse de las chicas que siempre lo seguían. Pero un viernes fue el colmo total, por lo que no tuvo otra opción que decirle a Clara la verdad.
Todo comenzó cuando estaban en el recreo. Clara y Guillermo caminaban juntos, mientras las mujeres los miraban envidiosas. Clara le había dicho al joven que ella se tropezaría, por lo que él, al verla en el suelo, tendría que alzarla en brazos como en las telenovelas.
- ¡Eso ya es demasiado!- le dijo Guillermo- ¿No es suficiente con que todos crean que somos pareja?
- ¿Pero qué dices?- le dijo Clara- Así será más emocionante. La vida real es aburrida, por lo que quiero que nuestro amor sea de novela.
- Ya otra vez estás con tus ideas…
Caminaron un poco más, hasta que Clara pisó un cordón que desató para esa ocasión. Cayó al suelo, esperando que Guillermo cumpliera su parte. Todos los estaban mirando, esperando el momento.
Guillermo, entonces, alzó a Clara en brazos. Todos los compañeros pusieron expresiones de asombro, preguntándose de dónde sacaron tanta cursilería. El joven, rojo de la vergüenza y del esfuerzo, no pudo aguantar más y cayó al suelo junto con Clara.
La muchacha se sintió indignada con tan poca delicadeza.
- ¿Acaso no eres capaz de alzar una chica?- le dijo, furiosa por no salirle bien su plan.
- Pesas demasiado. Además, ya no quiero seguir con esta farsa- le dijo Guillermo, que se levantó de golpe y también estaba furioso.
- Pero tuvimos un trato. Dijimos por un mes.
- Pero estoy harto de esto. Mira, eres bonita y agradable. Pero no soy el hombre que buscas. No está bien que salgas con alguien que amas, sabiendo que esa persona NO TE QUIERE. Así que terminamos estos ahora.
Clara se sintió triste por esas palabras. Recordó entonces un capítulo, en que el galán rechazaba a la protagonista y la dejaba al peor desamparo del odio y del rencor. Trató de que Guillermo se acercara a ella, pero él le dio la espalda y se fue. Las chicas sonrieron maliciosamente y se acercaron a Guillermo, alegrándose de que a Clara todo le fuera mal.
Realmente, Clara se sintió una tonta ese día. Se dio cuenta de que los hombres no eran como en las telenovelas románticas, y que los amores de novela muy pocas veces ocurrían. Así que decidió volver a su vida normal, limitarse a mirar las telenovelas y a escribir poemas de amor, mientras poco a poco olvidaba a Guillermo.
Al año siguiente, salió del colegio Guillermo y entró otro. Era más guapo y más inteligente, por lo que Clara sintió un amor más intenso por lo que sentía por Guillermo. En ese entonces, decidió actuar con inteligencia.
Al principio, comenzó con él con una amistad. Iban al cine juntos, se reían de lo mismo y se ayudaban mutuamente. Con el tiempo, no necesitaron las palabras para decirse lo que sentían por el otro. Solo bastó una noche de media luna, cuando fue la fiesta de graduación. Ellos estaban solos, viendo la luna y las estrellas. Los dos estuvieron un poco incómodos, pero al mismo tiempo no querían separarse.
Al final, se abrazaron y se miraron a los ojos. Solo bastó una leve inclinación para que se dieran un beso apasionado, mucho más emocionante que todas las telenovelas y las historias de amor que existen en la actualidad y que a unos pocos encantan.

sábado, 25 de agosto de 2007

Haikus en guaraní

A continuación, mostraré algunos haikus que hice en guaraní, con sus respectivas traducciones.
Nota: No soy experta en esto, solo los hice por un trabajo del colegio. Aún así, los mostraré, jejeje...

Panambi pora

Panambi pora
Oguereko yvoty
Tuicha ha pora

Kuarahy vera

Kuarahy vera
Mbaretekue erádo
Ára porangue

martes, 21 de agosto de 2007

Luz en el camino


Necesito una luz,
Para el camino iluminar,
Y continuar el viaje
En esta soledad.
Una niebla me cubre,
No puedo mirar,
A donde me lleva
El camino que elegí
Para poder viajar.
Solo quiero una luz,
Aunque sea un ratito,
Así veré mi camino
O muy triste estaré,
Sin ninguna luz
Que bien falta me haría.
También haría falta,
Que esta soledad,
Me deje de molestar,
O no podré continuar.
Si la luz aparece,
Su amiga seré,
Y la llevaré conmigo,
Para mi corazón iluminar,
Y llenarme de amor,
Amistad y humildad.

viernes, 10 de agosto de 2007

Las nubes y el cielo

Las nubes y el cielo
Muy alto están.
Quiero alcanzarlos,
Tocarlos con mis manos
Y a la gloria llegar.
He hecho de todo
Para las nubes tocar,
Pero ni siquiera consigo
Las montañas pasar.
El cielo muy alto está.
Y yo lo quiero alcanzar.
Pero por más que intente,
Por todos los medios,
Nunca lo consigo
Y así siempre será.

domingo, 5 de agosto de 2007

El mundo del revez (La versión renovada de "El reino del revez")


Me dijeron que en el mundo del revés,
los policías roban el dinero,
los presidentes se ocupan de sus asuntos,
y no ve las necesidades de su país.

Me dijeron que en el mundo del revés,
las cosas malas muy divertidas se ven,
contaminar el ambiente hace bien a la gente,
ensuciar el agua es la fama de este mundo
que no les importa quedarse con sed.

Vamos a ver como es
el mundo del revés.
Vamos a ver como es
el mundo del revés.

Me dijeron que en el mundo del revés,
todos cuentan hasta 10,
para luego explotar las bombas atómicas,
y destruir toda una nación.

Me dijeron que en el mundo del revés,
la gente tiene mucho sexo
Antes de casarse, antes de conocerse,
porque muy divertido ellos lo ven.

Vamos a ver como es
el mundo del revés.
Vamos a ver como es
el mundo del revés.

Me dijeron que en el mundo del revés,
la chatarra es lo mejor,
en cambio la sopa y las verduras
perjudican nuestra salud.

Me dijeron que en el mundo del revés,
se valora mucho más el dinero,
en cambio lo simple y espiritual
es lo patético que uno puede tener.

Vamos a ver como es
el mundo del revés.
Vamos a ver como es el mundo del revés.

martes, 31 de julio de 2007

Puertas cerradas

Este poema está dedicado para todos aquellos que sufrieron por el incidente del 1º de Agosto, en un supermercado de Asunción, Paraguay: Icua Bolaños.

Me muero calcinado,
Por estas llamas
Que cubren el lugar.
Trato de abrir la puerta,
Que está bien cerrada,
Y todas las personas
Se desesperan más.
Las puertas cerradas,
No que quieren abrir,
Ya siento las llamas,
Que están por venir,
Para quemar a todos,
Sin preguntar quién será,
La siguiente víctima
Que le tocará quemar.
Golpeamos, empujamos,
Gritamos y pateamos,
Pero esa puerta
No se abre jamás.
Ya no siento dolor,
Las heridas salieron,
Y milagrosamente,
La puerta se abrió,
Y una persona,
Una mano me dio,
Para llevarme
Lejos de ahí.

viernes, 27 de julio de 2007

Los robots del señor Skimt

El señor Skimt era un científico, considerado totalmente loco. La mayor parte del día se encerraba en su laboratorio, haciendo grandes experimentos, que usualmente, eran totalmente copiados de otros científicos. Pero Skimt, como estaba loco, decía que él mismo los creó, pero que los otros científicos le copiaron. 
Un día, Skimt se encerró en su laboratorio, y no salió de ahí por el resto del día. Ni siquiera salió para ir al baño, o para comer o tomar su café. Sus amigos, los otros científicos, temieron que se tragara un veneno y hubiese muerto de ataque cardiaco. 
Realmente, pasaron como treinta y cuatro horas de que estaba encerrado ahí. Intentaron abrir la puerta, pero no podían. No había ninguna ventana donde asomarse, por lo que pensaron que, de seguro, se habrá asfixiado. 
Justo cuando estaban por llamar a la policía y los bomberos, la puerta del laboratorio se abrió. Apareció el señor Skimt, cansado, pero feliz. 
Detrás de él iban tres robots. No tenían la clásica forma de un robot. Más bien, parecían tres niños, porque tenían hasta la piel de un humano. Skimt explicó a sus colegas que esos robots eran androides. Parecían humanos, porque hasta tenían inteligencia propia. Pero fueron diseñados exclusivamente para recibir órdenes. 
- ¿De dónde sacaste los instrumentos para crearlos?- dijo uno de sus colegas. 
- Es un secreto. No quiero que nadie más copie mis ideas, al menos, no por esta vez- dijo Skimt, mientras salía de ahí, muy orgulloso por sus robots. 
Los científicos se enojaron. Sabían que no merecían ser tratados así. En primer lugar, estaban bastante preocupados por lo que podría pasarle a Skimt. En segundo lugar, ya había gente que creó robots casi humanos, como los androides. En tercer lugar, los androides no son de fiar. Sabían que, al adoptar una inteligencia propia, podían razonar y armar una rebelión en contra de los humanos. Debían hacer algo para asegurarse de que eso mismo no pasara con los robores del señor Skimt. 
Skimt no parecía preocuparle nada de eso. Más bien, se sentía orgulloso por ocurrirle una idea tan “original”, como hacer androides para que le hagan sus quehaceres domésticos. Ellos eran los que le barrían los pisos del laboratorio, limpiaban sus ropas, sus utensilios, sacudían el polvo... en fin, le facilitaban al científico todo eso que él ya no podía hacer, a causa de la avanzada edad que tenía. 
Los robots, en ningún momento, dijeron ninguna palabra. Skimt se dio cuenta de que se olvidó de ese detalle. Así que, un día, volvió a encerrarse en el laboratorio. Tuvo que desactivar a los robores, para poder abrirles las gargantas, y así, implantarles un dispositivo que les permitiera hablar. 
Cuando terminó, los robots aprendieron a hablar. Imitaban todas las palabras que los demás decían, para luego, formar ellos mismos sus propias oraciones. Skimt les puso nombre a cada uno, para que se los aprendieran. Así que uno se llamó Juan, el otro José y el otro Julio. Eran nombres fáciles, por lo que los robots se los aprendieron rápido, y sin complicaciones. 
Pasó el tiempo, y nadie más oyó hablar del señor Skimt. Los científicos se volvieron a preocupar. Ya se sabe que era un hombre insoportable y que estaba loco de remate, pero era un gran amigo, y solo él les incentivaba a que nunca se cansaran de descubrir algo nuevo, para hacer avanzar la ciencia. 
Uno de los científicos, el más joven del grupo, encontró el laboratorio de Skimt abierto. Se atrevió a entrar, y vio la escena más horrible de toda su vida: el señor Skimt estaba tendido en el suelo, con el estómago y las tripas fuera de sus vientres. Al lado de él, estaban los tres robots, con un cuchillo cada uno. 
El joven científico, que se llamaba Arthur, corrió con la velocidad del viento. Tuvo suerte de que esos robots no lo viesen, porque o si no, el que tendría las tripas afuera sería él. 
Le contó lo que pasó a sus colegas, y ellos, al principio, no le creyeron. Pero entonces, se fueron al laboratorio de Skimt, para ver lo que sucedía. 
También lo encontraron, pero esta vez, ya no tenía ni las tripas ni el estómago. Solo un gran agujero en el vientre. Los tres robots tampoco se encontraban. Pero vieron unas huellas de sangre, que se dirigían a la puerta. 
Las huellas eran pequeñas, como las de un niño. Entonces, supusieron que realmente fueron los robots los que hicieron eso. Siguieron las huellas, pero apenas salieron de la puerta, vieron un balde de sangre y agua. De seguro, los robots se limpiaron los pies, antes de salir completamente del lugar. 
Días después, Arthur leía el diario, y luego, soltó un grito de horror. Los otros científicos le preguntaron qué le pasaba, y él les leyó la noticia que temieron durante todo el tiempo: 


La ciudad teme nuevos incidentes
Dos niños, cuatro hombres y tres mujeres fueron asesinados en la plaza pública. 
Se teme que esto sea obra de un grupo de asesinos, que por un extraño motivo, mató a estas personas. 
Nadie sabe cómo ocurrió. Unos jóvenes que jugaban hasta tarde en la plaza encontraron los tres cuerpos en un arenero, boca arriba y con las tripas fuera de sus vientres. Los niños tenían las cabezas destapadas, por lo que se podía ver que sus cerebros fueron arrancados del mismo, al igual que sus ojos y algunos nervios de la cabeza. 
Uno de los jóvenes dijo: “me parecieron ver tres criaturas al lado de los cuerpos, pero no puedo estar seguro. Creo que uno de ellos llevaba una bolsa llena de sangre, pero la verdad, como era de noche y no había ningún faro en el lugar, no pude ver nada” así mismo, afirmó que nunca antes vio algo como eso. 
La ciudadanía está aterrorizada. Temen que ocurran nuevos incidentes como esos. La policía pide calma a los ciudadanos, y también dicen que encontrarán a los culpables del incidente. 
Los familiares de las víctimas afirman que ellos salieron a la mañana, ya sea para ir al colegio o para ir al trabajo, pero dicen que estaban bastante preocupados porque no regresaban a sus casas. Pidieron a la policía para que los buscara, y cuando encontraron estos cuerpos, las víctimas los reconocieron. Solo a los niños tuvieron que hacerle un análisis de ADN, por estar irreconocibles. 
Así mismo, los familiares piden a las autoridades más seguridad en el pueblo, y también que castiguen a los culpables. 
Continúa Pág. 4 a 5. 


- Esto es más grave de lo que creíamos- dijo uno de los científicos. 
- Debemos hablar con la policía- dijo Arthur- esto ya ha ido demasiado lejos. 
Se fueron a la policía, que en ese momento, ya sabía sobre la muerte de Skimt. Le dijeron que sospechaban que los asesinos fueran esos niños, que en realidad eran tres robots llamados Juan, José y Julio. 
La policía les prometió que los arrestaría y que también los destruiría, porque solo eran robots. 
Pasaron las semanas, y cada vez aumentaban los asesinatos. No solo aparecían con las tripas afuera, sino también si cerebros, o sin corazón. En algunos casos, hasta les sacaban los aparatos reproductores y les arrancaban la columna vertebral. 
Arthur, harto de ver tantos asesinatos, pidió a los científicos que, con sus grandes inteligencias, hicieran algo para poder detenerlos. 
- ¿Qué sugieres que hagamos?- le dijo uno de los científicos- solo Skimt sabía cómo fueron creados, y cómo destruirlos. 
- Skimt está muerto- dijo Arthur, cansado de oír lo mismo cada vez que proponía esa idea- y si no destruimos a esos monstruos, podría cumplirse lo que ocurre en la película “Matriz” o en cualquier película que habla de robots. ¿Qué pasaría si los futuros dueños del planeta fueran robots? Y nosotros seremos.... sus baterías- al decir todo eso, tragó saliva. 
- Vamos, no creo que lleguen a tanto- le dijeron los científicos- antes de que ocurra eso, esos robots serán destruidos. Pero antes, tenemos que volver al antiguo laboratorio de Skimt. Ahí fue donde comenzó todo. 
Se fueron a ese laboratorio. Lo encontraron tal y como la última vez que entraron ahí. Empezaron a abrir cajones, cajas, baúles.... hasta revisaron todas las notas de Skimt y su diario personal. 
Pero ninguno de ellos encontró alguna respuesta. 
Arthur, que en ese momento miraba los ácidos del escritorio, vio por debajo del mismo unas baldosas que sobresalían del suelo. Miró a los científicos, que estaban totalmente ocupados buscando respuestas, y se metió debajo del escritorio. 
Se dio cuenta de que era una puerta. La abrió y vio una escalera de hierro. Bajó por ella con una linterna para iluminar el camino. 
Luego de bajar todas las escaleras, caminó por un largo pasillo bastante estrecho. Calculó que solo podía entrar una persona como él ahí. Durante el trayecto, se preguntaba qué hacía ese pasillo debajo del laboratorio de Skimt. 
Al final del pasillo, encontró una puerta de madera. Vio que el candado estaba roto, por lo que pensó que alguien lo rompió para poder entrar. También pensó que debería haber necesitado varias herramientas, porque el candado era bastante grande. Así que lo sacó de donde estaba y empujó la puerta. 
Lo único que vio fue una pequeña pieza, iluminada por una lámpara de poca intensidad. Había un escritorio y un mueble en donde había muchos libros. En el escritorio había un montón de papeles desordenados. 
Arthur se acercó y vio esos papeles. Eran de varios inventos que él hizo. Ahí estaba la explicación de cómo lo hizo, qué materiales utilizó y en qué libros leyó. Pero había un papel en donde hablaba de cómo hizo los tres androides. 
Así se enteró de que los androides estaban hechos de circuitos, metal, batería recargable, con algunos órganos como huesos, músculos, ojos, parte del cerebro, piel humana y aparato reproductor masculino, de manera que parecieran más bien humanos que máquinas. También vio que los androides, al aprender todo sobre los humanos, podrían tomar sus propias decisiones. También leyó que tenían un dispositivo en la nuca, que al ser golpeado duramente, podría eliminar a los robots. Para desactivarlos, había que apretarles el abdomen suavemente. 
Mientras Arthur leía todas las indicaciones, sintió un golpe en la cabeza, que lo dejó inconsciente. 
Al despertar, se encontró atado en una silla, desde los pies hasta los hombros. Solo la cabeza podía mover. 
Vio a los tres androides, que llevaban varias bolsas llenas de órganos humanos. Al ver que Arthur despertó, dejaron las bolsas en el suelo. 
- El organismo despertó- dijo José. 
- No entiendo- dijo Arthur- ¿Por qué mataron a las personas? ¿Por qué mataron a Skimt? Él los creó, y gracias a él viven. 
- Es que oímos decir a Skimt hablar de un tal Dios. Él dijo que los humanos, al descubrir la ciencia, eliminaron poco a poco a Dios, que supuestamente creó a todos los seres vivos del planeta- explicó Juan- también le oímos hablar que ahora, son los humanos los que crean y no ese tal Dios. 
- Entonces pensamos que si matamos a nuestro creador, y recogiéramos algunos restos de varios organismos, crearíamos nuestros propios seres vivientes- dijo Julio. 
- ¿Por eso mataron a varias personas? ¿Por una idea errada que oyeron de su creador?- dijo Arthur, sin dar crédito a lo que decían los robots. 
- Él nos dijo que si se hace avanzar la ciencia, se podría revivir a personas que ya murieron- dijo José- por eso, con todos los órganos que tenemos, crearemos nuevos seres, que serán los mismos que matamos estos días. 
- Skimt estaba loco- dijo Arthur- y también lo están ustedes. Ya verán cuando vengan los otros científicos... 
- Los hemos matado- dijo Juan- antes de llegar hasta aquí. La razón por la cual no te matamos fue que ya no necesitamos órganos. Lo único que necesitamos es... una lengua. 
- ¿Una qué?- dijo Arthur, pero los robots no le respondieron. 
Ya se acercaron a él. Juan y Julio le sujetaron la cabeza y trataron de abrirle la boca. José sacó de uno de los cajones del escritorio un cuchillo, y empezó a afilarlo. 
- cuando tengamos tu lengua, ya tendremos todos los órganos que necesitábamos. No te preocupes, que no perderás la vida- explicó José, mientras que afilaba el cuchillo con mucha intensidad- al cortártela, cerraremos la hemorragia de manera que no pierdas sangre. Así verás cómo crearemos algo que no te podrás imaginar. 
Arthur se negaba a abrir la boca. Los robots, entonces, utilizaron sus fuerzas para abrirlo a la fuerza. Cuando lo lograron, ataron su cabeza con nuevas sogas, de manera que no cierre la boca. 
Cuando pasó eso, aparecieron unos policías, que empezaron a disparar a los robots. Pero como estaban hechos de metal, las balas rebotaron. 
- Aparecieron nuevos organismos- dijo José- no los necesitamos, así que matémoslos y tiremos sus cuerpos lejos de aquí. 
Pero en ese momento, uno de los policías disparó y la bala le llegó en la nuca de Julio. Un chorro de sangre salpicó a todos, y cayó al suelo sin vida. 
Juan y José, entonces, comprendieron lo que era el dolor. No sabían cómo era eso, pero sintieron que querían vengarse a toda costa de la muerte de uno de ellos. Entonces, comprendieron que al matar a las personas, despertaron ese sentimiento de sus parientes y amigos, ese sentimiento de querer encontrar al culpable para castigarlo. Al final, obtuvieron algo que los humanos tienen y que ni Skimt se los dio: los sentimientos. 
Mataron a todos los policías, sacándoles el corazón y los riñones. El último que quedó empezó a correr, diciendo que renunciaría a su cargo y que conseguiría un empleo menos riesgoso. 
Luego de eso, los dos robots se acercaron a Arthur, y le sacaron las sogas. 
- Lo sentimos mucho- dijo Juan- acabamos de activar las emociones. Sentimos tanto matar a Skimt, nuestro creador. De seguro, ustedes dos eran amigos. 
- ¿No se puede revivir personas?- preguntó José. 
- No, no se puede- dijo Arthur, totalmente sorprendido por la nueva actitud de los robots- la ciencia aún no la ha descubierto. Lo único que podemos hacer es revivir a una persona que está medio muerta, pero nada más. Yo creo que algún día, lograremos crear seres humanos con vida. 
- Skimt nos dijo que ustedes pueden llegar a ser Dios, si es que siguen avanzando con la ciencia- dijo José. 
- No estoy seguro- dijo Arthur- yo creo que nunca llegaremos a ser como Dios, porque todos los que lo intentaron, terminaron muy mal. Yo les voy a enseñar a no matar porque sí, y también a hacer sus experimentos sin necesidad de matar. Creo que tendré que enseñarles lo que los humanos suelen hacer, ahora que descubrieron lo que es la emoción y el sentimiento. 
Los robots sonrieron. Por alguna razón, sabían que a partir de ese momento, tendrían una nueva vida.

Este es el cuento original, escrito por mí en el año 2007. Si encuentran este cuento en otros blogs sin mi nombre, es porque son plagiadores ¬¬ 
De todas formas, gracias por leer este cuento. Nunca me imaginé que tendría tanto éxito :)