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Esta página fue creada para mostrar algunos cuentos, reflexiones, poemas y dibujos que hice a lo largo de los años. Si tienen dudas o sugerencias, por favor escribanme a mi mail Solestelar@gmail.com e intentaré responder sus mensajes. Desde ya, gracias por visitar el blog ^^

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miércoles, 27 de junio de 2007

Enemigos del pasado, amigos del futuro...

Un cuento que escribí cuando no se me ocurría nada que hacer. Espero que les guste...

Iba ahí, montado en su caballo. El caballero volvía a su reino, para ir ante el rey. Su caballo casi volaba, de tan rápido que iba. Algunos jurarían que su caballo tenía alas, pero no es así.
El caballero no para en ningún lugar, solo va con el caballo, corriendo sin parar. Solo parará hasta llegar a su reino, y al rey saludar.

María terminó su escrito. Por fín podía descanzar. La profe de Sociales le había dicho que tendría que hacer un escrito sobre cómo se vivía en la edad media, y cómo eran los caballeros.
Ella se los imaginaba seres solitarios, que cabalgaban sin cesar en un caballo, o al menos, eso fue lo que escribió en su composición.
Al día siguiente, le entregó su tarea a la profe, y luego de que ella la haya calificado, se sentó en su silla, y sacó su libro.
Todos estaban leyendo, y la profe explicaba los textos. Otra vez María tuvo sueño, y sin que nadie lo notara, se quedó dormida en clases.

El caballero se detuvo. No era porque llegó a su pueblo, era más bien porque estaba al borde de un precipicio, y no era un lugar adaptable para caballos.
Quiso volver y tomar otro camino seguro, pero el caballo relinchó, y movió sus patas en señal de que queria afrontar el peligro.
Entonces, el cabalero avanzó, y el caballo saltó varias veces para evitar pisar rocas filosas.
Finalmente, el caballo tropezó, y los dos cayeron al suelo. El caballero perdió el conocimiento, con la esperanza de que todo eso fuese un sueño.

- ¡María!- le gritó la profesora en su oido
- ¿Qué pasa?- dijo ella, un poco asustada.
- ¡te volviste a dormir, sinvergüenza! ¿A qué hora duermes en tu casa?
- a las 11 de la noche.
- Pues duerme más temprano. ¿Entendido?
María salió del colegio en la salida, y se fue a una heladería. Ahí encontró a Tania, y las dos se sentaron a tomar helados.
- ¿Sabías que tuve un sueño muy extraño, y a la vez lindo?- le comentó María a Tania.
- ¿Extraño y lindo? Qué raro. ¿Cómo es tu sueño?
- No lo sé, pero me sentía libre, encima de un caballo. Saltábamos rocas y rocas, hasta que caí en un precipicio, y me desperté de mi sueño.
- Realmente, aparte de ser extraño y lindo, es dramático.
- Varias veces tuve esa clase de sueños, y siempre era la misma persona montada en el mismo caballo.
- A lo mejor… ¡Soñaste con tu vida pasada! Muchos expertos dicen que la gente con vida pasada tienen algún recuerdo de eso guardado en su cerebro.
- No me vengas con eso…
- Mucha gente ha comprobado que realmente soñó con su vida pasada. A lo mejor, fuiste un guerrero, o un caballero, o un príncipe, o tal vez solo un viajero.
- ¿Y como puedo comprobar que tuve una vida pasada realmente?
- Conozco a alguien que te puede hacer regresar a tu vida pasada, o vidas pasadas. Hay gente que ha reencarnado más de 100 veces.
- De seguro, ahora serán gérmenes.
Las dos rieron, y se fueron junto a esa persona, que era una gran bruja de la regresión.

El caballero despertó. Había tenido un sueño muy raro, en donde había viso cosas muy raras.
Se encontraba en una cama, y se dio cuenta de que le sacaron la armadura que tenía puesta. Estaba semidesnudo, dentro de un cuarto.
Se abrió la puerta, y entró ahí una joven. No parecía tener más de 16 años. Sus cabellos eran largos y ondulados, y tenía un vestido de campesina.
- te traje algo de comida- dijo la joven, muy tímida.
Le dio una sopa al caballero, y él la bebió. Luego, preguntó dónde estaba.
- estás en las tierras del conde Claustrom. Tuviste suerte, ya que si él te veía, te habria matado.
- ¿Pero, por qué?- preguntó el caballero.
- Lo importante es que estas a salvo. Mi padre te encontro entre unas rocas, cuando estaba bajando de la montaña. Te trajo hasta aquí, y te sacó tus armaduras. Solo perdiste el conocimiento, no te rompiste nada.
- ¿Qué pasó con mi caballo?
- Mi papá no vio ningún caballo. A lo mejor, cayo al otro lado de donde estabas.
Entró en la pieza el padre de la chica. Era un hombre muy grande, tan grande que él solo podía estirar un carro con cargamento pesado, algo que no lo haría un solo buey.
- vaya, caballero, por fin te despertaste. Dejame ver cómo estas- dijo el señor, y empezó a revisar al caballero- veo que te sientes bien. Bueno, ya conoces a mi hija Isabel.
- Sí, claro- dijo el caballero.
No sabía qué hacer, aún se sentía débil, pero con un poco de suerte, conseguiría un caballo y saldría de ahí.
Se oyó una trompeta, y el padre y la hija salieron afuera, a ver qué pasaba.
El caballero también se levantó, y lo único que econtró de ropa fue una túnica. Se la puso, y se asomó por la ventana.
Ahí afuera estaba un conde, lo supo al ver sus vestiduras. Estaba acompañado de otros 5 hombres, todos bien armados.
- muy bien, venimos a que paguen los impuestos- le dijo el conde al señor.
- Por favor, la cosecha fue muy mala hoy, apenas tenemos para comer y…
- ¡Callese!- le dijo el conde, y levantó un palo para golpearlo.
El caballero agarró cualquier palo que encontro, y salió afuera, y bloqueó el golpe.
- ¡Déjalos en paz!- le dijo el caballero.
- ¿Tú quíen eres para darme órdenes? Creo que tu vida será muy corta, pequeño- dijo el conde.
- Por favor- dijo la chica- es nuestro… primo, y… no sa… be cómo funcionan las cosas aquí.
- Bueno, por eso, te perdono, pero no me vuelvas a desafiarme.
El conde se fue, con su pequeño ejército. Parece que se olvidó hasta de los impuestos.
- ¿Quíen es él?- preguntó el caballero.
- Es el conde Claustrom. Es el dueño de todas estas tierras, y lo malo, es que nos maltrata a todos.
- ¿Y no se quejaron ante su rey?
- No, él nos vigila. No quiere que se sepa sobre esto. No podemos hacer nada.
- ¡sí podemos, y lo haremos ahora mismo!


- lo repito: esto es una tontería- dijo Maria por enésima vez.
- Tranquila, solo entra en la pieza y veras- le dijo Tania.
Las dos entraron, y encontraron un montón de cosas muy raras: naipes, collares de perlas, caracoles de todos los colores, oráculos de diferentes tamaños y formas, una mesa con un mantel tricolor ( rojo, blanco y azul) y ahí, sentada, estaba una mujer, con pañoleta en la cabeza, los brazos cubiertos de pulseras, y los dedos tenían muchos anillos. Su vestido se parecía al de una gitana, y la mujer se veía muy vieja.
- bienvenidos a mi tienda. ¿Qué les puedo ofrecer?- dijo la mujer.
- Queremos una ceremonia de regresión. No para mí, sino para mi amiga- dijo Tania, mirando a su amiga María.
- Bueno, no se preocupen, sientate, que esto puede ser muy largo.
María se sentó, frente a esa mujer. La mujer le dijo que cerrara los ojos, y trate de concentrarse en algo que le hace pensar que tuvo una vida pasada.
Maria recordó aquel sueño, que le había contado a Tania. De repente, vio que estaba frente a un señor, que parecía un conde. Con él estaban unos 5 hombres.
- es hora de que te vayas de aquí- dijo María, y notó que su voz sonaba muy masculino y grave.
- No me hagas reir, ya que yo te mataré- le dijo el conde.
Y entonces, la batalla comenzó. María agarró una espada, y peleó con el conde.
La batalla duró como varias horas. Muchos ya se veían muy cansados, y otros, los muy cobardes, se habían escondido.
- muy bien, caballero, yo gané la batalla- dijo el conde al caballero- ríndete ahora, y sobrevivirás.
- Un hombre valiente solo acepta morir de pie que vivir de rodillas- dijo el caballero, y siguieron la lucha.
El caballero clavó su espada en el corazón del conde, y él murió justo cuando él clavó la suya en el corazón del caballero.
Ya quedando unos pocos minutos de vida, recordó el sueño que tuvo, un sueño en el que no era caballero, y que vivía en una ciudad donde los carros se movían sin caballos, no habia reyes y donde todo el pueblo podía participar en el gobierno.
Ya cuando dio su ultimo respiro, María regresó a su tiempo, y otra vez se encontró en esa rara habitación, con esa mujer y Tania.
- yo era un caballero- dijo María, muy impresionada.
- ¡Muy bien!- dijo la mujer- la ceremonia de regresión fue todo un éxito. la consulta es de 2000 guaraníen, por favor.
María pagó, y salió de ahí con Tania. Se sentaron en un banco, y María le conto a Tania todo lo que vio y vivió.
- Y conste que me decías que no creías en la reencarnación- le dijo Tania.
- Es que… era tan real lo que vi. Creo que tú también deberías hacer esa ceremonia.
- Ya la hice, y se quíen fui yo antes.
- ¿Quién fuiste?
- Fui… el conde Claustrom.

viernes, 22 de junio de 2007

El mundo de los ángeles

Te voy a contar, sobre un lugar donde uno vive feliz. Te enseñaré cómo es para que veas cómo es vivir ahí. Todos los seres, del universo quieren vivir ahí, porque nadie duda que es bello y hay paz y calma para las almas desesperadas, que quieren consuelo después de mucho tormento. Ahí existen los ángeles que solo tienen almas puras, ellos viven muy felices volando por el cielo azul, libres de las cosas malas que algunos espíritus malignos tienen. Ellos tienen grandes poderes que lo utilizan para el bien. Son bellos y hermosos esos grandes ángeles, brillan con luz propia, como si fuesen el sol. Brillan con tanta potencia para alejar la oscuridad. Con el poder de Dios,
ellos fueron creados salieron de las manos de Dios. Cuando El creó el universo, hizo un hermoso lugar, que todos conocen como el paraíso, en donde viven los ángeles.
El viento sopla suavemente, los rayos del sol son muy cálidos, el amor en ese lugar hermoso, es tan intenso y potente que ningún ser maligno puede aguantar en ese lugar.
Te voy a contar, sobre un lugar, en donde uno vive feliz. Te enseñaré cómo es, para que veas cómo es vivir ahí. Todos los seres, del universo, quieren vivir ahí, porque nadie duda que es bello, y hay paz y calma, para las almas desesperadas, que quieren consuelo, después de mucho tormento.
Las plantas son bellas, perfectas y hermosas, y solo hay en ese lugar, todos los seres que viven ahí, no conocen lo que es el odio, porque no quieren saber nada de eso, solo quieren disfrutar, de la paz que hay ahí.
Debes saber que para entrar, debes hacer el bien, te aseguro que todos tus problemas serán resueltos ahí.
Solo debes tener mucha fe para llegar hasta ahí, puedes convertirte en un nuevo ángel, para vivir feliz.
El viento sopla suavemente, los rayos del sol son muy cálidos, el amor en ese lugar hermoso, es tan intenso y potente, que ningún ser maligno puede aguantar en ese lugar.
Solo tienes que ver el lugar, y sentirás una gran felicidad, encontrarás a tus amigos que se han perdido con el tiempo, solo debes vivir tu vida, aunque sea dura y triste, debes hacer el bien, para irte ahí, y si no estás feliz, solo piensa en ese lugar, no te arrepentirás, nunca sentirás tanta paz y felicidad, en un solo lugar.
Solo debes tener mucha fe, para llegar hasta ahí, puedes convertirte en un nuevo ángel, para vivir feliz.

Sé que está mal escrita, pero por la prisa, lo copie así nomás. Pero espero que les guste;)

viernes, 15 de junio de 2007

Mirando el mar

Esta es la imagen de una mujer mirando hacia el mar. Espero que les guste;)

El mar
a Raúl Garduño
"Conduce el mar un carruaje de pájaros
la mujer desnuda mira desde el puerto
la embarcación ardientea la luz de la luna se construyen las islas
martillos suenan como la frialdad
como el aviso de la resurrección".
Raúl Garduño
Siempre hablabas del mar
a veces
hace tiempo,
no existe el mar,
no existe siempre.
Sobrevive la espuma
como una mancha azul,
indiferente.Los pájaros perdieron su carruaje
la luna como un cirio
ilumina tus islas
y todo cambia
y nosotros
los que permanecemos,
no tenemos
sino la arena, el faroy en los ojos la sal.

Marisa Trejo Sirvent

París, 1980
Atención: El poema que posteé no es mío, sino de alguien que puso luego su nombre ahí. Lo digo por aclaración, ejem...

miércoles, 13 de junio de 2007

La muerte en el olvido


El día en que descubrieron ese diario en el sótano de la casa, se dieron cuenta que un hecho misterioso ocurrió en sus vidas.
En realidad, todo fue por el día después del entierro. Era una familia muy numerosa (siete hijos y dos hijas). Una de las hijas, la más pequeña, murió al atragantarse con un pedazo de manzana.
Lo que sí, es que cuando pasó el día del entierro, todo lo relacionado con la niña desapareció: sus fotos, sus ropas, sus juguetes… hasta los recuerdos que la familia tenía de ella desaparecieron. Era como si nunca hubiese existido.
Pasaron como tres meses, en que la familia vivía como si nadie hubiese muerto. Pero ese sábado, en que la señora bajó al sótano para guardar algunas cosas, encontró el diario de la niña. Era como un libro de bolsillo, de color marrón. Estaba en un estante, todo cubierto de polvo.
La señora, por alguna razón, le parecía conocida esa libretita. Así que lo sacó del sótano y se lo mostró a su marido. Los dos observaron la libretita, como si intentasen recordar de dónde lo habían visto por primera vez. Pero como es difícil recordar algo que, en teoría, nunca existió, decidieron ver qué tenía escrito.
En la primera página, con una caligrafía infantil decía: “Diario de Soledad”. Ese nombre les sonaba, pero como conocían a tantas mujeres llamadas Soledad, no pudieron identificar de quíen era. Lo más extraño era que el año de registro era del año anterior. Pero para saber de una buena vez de quíen era ese diario, decidieron leerlo desde el comienzo hasta el final.
En las primeras páginas solo decía lo que un diario siempre dice: Querido diario, hoy tuve colegio. Hoy me peleé con mi hermano. Hoy me fui al parque y me divertí. Hoy aprendí que el orden de los factores no altera el producto. Hoy tuvimos vida social. ¡PUAJ! Y cosas así.
Pero lo más resaltante del diario era una página, donde se mencionaba el nombre de los padres de la niña olvidada y sus hijos. Era como un árbol genealógico, que comenzaba desde los abuelos hasta los nietos. La señora se llevó tal sorpresa al ver que estaba ahí su familia, al igual que el señor. Leyeron el nombre de todos los hijos y lo que más les llamó la atención fue que estaba esa tal Soledad como la menor.
- Debe ser solo una coincidencia- dijo el señor- nuestra hija menor es Beatriz, no Soledad.
- Tienes razón- dijo la señora- además, solo tenemos ocho hijos.
Pero aún así, la mujer no estaba convencida de que fuese una simple coincidencia.
Al día siguiente, a la noche, decidieron continuar con la lectura del diario. En la página después del árbol genealógico, se dieron cuenta de que la vida de esa persona cambió por completo.
Ayer, no pude decir lo que pasó en el día, porque estuve haciendo con mis padres el árbol genealógico. Pero hoy pasó algo que no quiero contar a nadie, pero lo escribiré aquí. Después del colegio, le dije a mis padres que iría a la casa de una amiga a jugar. Pero en vez de eso, fui a visitar a una gitana para que me leyera el porvenir. La conocí una tarde, en esa feria que fui con mis padres. Desde ese día nos conocimos y nos hicimos amigas. Pero como mis padres odian a los gitanos, esa amistad es un secreto. Hoy, al verla, le pregunté cómo iba a morir. Ella vio su bola de cristal y me dijo con voz misteriosa que me atragantaría con la comida. Le pregunté cúando, pero ella no me lo dijo. Así que la visitaré otro día.
Por alguna razón, a los padres les pareció conocido ese hecho. Esos padres, de Soledad, eran iguales a ellos, en el hecho de que odiaban a los gitanos.
En las otras páginas volvía a contar sus cosas de colegio, sobre alguien que le disgustaba o algo que aprendió. Con todo lo que leyeron, dedujeron que la niña era juguetona, desobediente y terrible.
- ¿Qué clase de padres serán esos?- se preguntó el señor, dando por terminara la lectura.
Otra vez, al día siguiente, volvieron a leer el diario. En ese momento, se sorprendieron por las visitas frecuentes de Soledad a la gitana, lo que aprendió de ella con la lectura de las cartas y lo que cambiaba poco a poco con esa larga amistad que se prolongaba.
En algunas partes, mencionaba algo sobre su familia: que su hermano mayor ingresó a la facultad de medicina, que uno de sus hermanos se rompió la pierna, que su hermana casi se atragantó con un botón y que, en el cumpleaños de su abuela, una primita casi cayó al pozo que tenía en el jardín.
Los señores otra vez se sorprendieron por las casualidades que encontraron entre la familia de Soledad y su familia, tanto que temieron que el diario estuviese embrujado. Pero como ellos no eran de personas que creían en brujerías, decidieron deshechar esa idea. Aún así, se prometieron no volver a leer nunca más ese diario.
Pero los días pasaron y la curiosidad pudo más que la promesa. Y como si se leyeran el pensamiento, una noche helada, los dos se atrevieron a volver a leer el diario.
Hicieron una lectura rápida y solo se detenían en los hechos más resaltantes. Algunas situaciones les llamaban tanto la atención, que lo volvieron a leer. Una de ellas fue algo que le dijo la gitana a la niña.
Hoy volví a visitar a mi amiga la gitana. Ella me habló de mi nombre y su significado. Dijo que la palabra “Soledad” significa estar solo, alejamiento de los demás. Dijo también que mi destino estaba marcado desde el día en que la conocí. Por supuesto, no entendí lo que me dijo, pero me dio miedo.
Desde ese momento, los dos esposos no largaron más el libro. Querían saber cómo terminaba, porque algo les decía que pasaría lo más extraño de sus vidas. Además, por alguna razón, se sentían involucrados en la historia.
Ya no quiero visitar más a la gitana. Sus palabras me asustan y no me dejan dormir. Pero al mismo tiempo, quiero verla. Hoy me dijo que haríamos un juego: cuando muera, todos los que me conocieron se olvidarían de mí. También desaparecería todo lo que fuese mío, pero habría un objeto que no desaparecería. Me dijo que si mis padres descubrían el objeto y la frase del olvido escrito en ella, mi alma descanzaría en paz. Pero si pasaba un año después de mi muerte y no encontraban nada, entonces volvería a comenzar, como si nunca hubiese nacido. Yo estoy asustada y ahora comprendo el porqué mis padres detestan a los gitanos. Pero al mismo tiempo, quiero verla. ¿Qué hago? ¿Qué hago?
En las páginas siguientes no se contó gran cosa. Pero en todas se mostraba la inquietud de la niña sobre las palabras de la gitana y sobre qué objeto elegiría para salvar su alma.
Hasta que encontraron en la penúltima página la decisión de la niña, escrita como si fuera que había estado temblando.
Hoy la volví a visitar. Durante el colegio, decidí que el objeto que no desapareciese después de mi muerte fuese el diario, porque así mis padres me volverían a recordar con más facilidad. La gitana me dijo entonces que escribiera la frase del olvido al final de la página y escondiera el diario de manera que no fuese encontrada tan fácilmente, así sería más divertido el juego. No tengo otra opción, porque ya acepté entrar en esto. Solo espero que Dios no permita esta tragedia y que me muera muchos años después.
Los señores temblaron cuando empezaron a dar vuelta a la página. No querían saber lo que pasaría a continuación y, al mismo tiempo, querían saber cúal era la frase del olvido.
Así que, dieron vuelta a la página y, al leer la frase del olvido, todos los recuerdos cayeron precipitadamente en sus memorias: “Por más que uno lo olvide, los recuerdos nunca se borran de la mente”.
Los dos empezaron a llorar. Esa niña, Soledad, era la niña que olvidaron después de su muerte. Lamentaron su falta, lamentaron que ella pasara por esos malos momentos de su vida. Pero al mismo tiempo, se alegraron de que el alma de Soledad ya descanzara en paz, que su muerte no haya sido en vano.

lunes, 11 de junio de 2007

Angel y Humano

Aquí les muestro dos seres muy diferentes y un solo poder que los une. ¿Se imaginan el contacto de un humano y un ángel? ¡¡¡Espero que les guste!!!

Final de una espera

“Vendré dentro de cuatro años. Si no regreso, significa que he muerto o me han capturado los extranjeros”
“No digas eso, que eso no pasará”
Eran las últimas frases que se dijeron dos enamorados, cuando el novio tuvo que combatir en la gran guerra.
La mujer, entonces, lo esperó por cuatro años. No aceptó casarse con ningún otro, por más que le decían que, posiblemente, haya muerto.
No recibió ninguna carta ni noticia de su amado. A lo mejor, de tanto combatir, no tenía ni tiempo de escribirle. Todos los días rezaba por él, para que no le pasara nada.
El día e que terminarían esos cuatro años de espera, llegó. Ella se sentó en una silla, mirando su patio. No cambió casi nada desde aquel atardecer, en que se dieron su último beso antes de separarse.
Ella recordaba eso, cada vez que miraba el atardecer. Pero ese día, miraba el atardecer como esperando el final de la espera.
¿Cuándo terminará la guerra? Ya bastante larga fue. Durante todo ese tiempo, lo esperó. Ya deseaba volver a ver a su amado, para vivir juntos una vida de paz y de amor por toda la eternidad.
Seguía mirando el atardecer. El sol bajaba lentamente, dejando en el cielo unos colores raros. Él no venía. ¿Para qué esperar? De seguro, si aún seguía con vida, sería bastante raro.
Algunas mujeres ya la llamaban, pero ella no les hacía caso. Se quedaría ahí, hasta que fuese la medianoche, para darse cuenta de que él nunca más regresará.
Vuelven a llamarla. Pero esta vez, no eran las otras mujeres. La voz que la llamaba era más bien masculina. Reconocía esa voz.
Vio cómo salía él, de entre los árboles, con su traje de soldado totalmente roto. Ella se levantó, empezó a correr hacia él para abrazarlo.
Pero entonces, él hace un gesto para detenerla.
- Lo siento, mi amor- le dijo- pero estoy muerto. Soy un fantasma.
- No puede ser- dijo la mujer- tú dijiste que no vendrías si morías.
- En realidad, he muerto hace como dos años. Me di cuenta hace poco, ya que nadie me veía ni me hacía caso. Todo este tiempo me pregunté el porqué no fui adonde van todos los muertos. Ya encontré mi respuesta: solo quería verte, saber que te encontrabas bien. Ahora puedo descansar en paz.
- ¡Espera!- le dijo la mujer, al ver que se iba- solo te amo a ti. Ya no quiero vivir más, solo quiero estar contigo. Para eso te esperé. ¿Puedes llevarme?
El hombre la miró por unos momentos. Luego, extendió su mano y le dijo:
- Ven conmigo.
Los dos se abrazaron. Fue exactamente igual a hace cuatro años: se besaron mientras el sol se ocultaba totalmente en el horizonte.
La espera terminó. Ahora, los dos viven muy felices, aunque no en esta vida. Nadie sabe el porqué ella murió, porque cuando comenzó la noche, las mujeres del lugar encontraron su cuerpo sin vida entre los yuyos. Dijeron que el cadáver tenía una expresión alegre, como si fuera que valió la pena hacer lo que hizo en vida, como si fuera que por fin podría descansar en paz, luego de cuatro años de espera y tensión.
La espera, al fin, ya terminó.

sábado, 2 de junio de 2007

Un sueño doloroso (para reflexionar)

Toda la vida tuve varios sueños raros, pero muy pocos los recuerdo con bastante claridad. Hay veces que me vienen en la mente al escuchar una música, o leer algún libro, o ver alguna serie de TV. Hay sueños que los tengo dormida, y otros sueños que los tengo despierta. Pero un solo sueño que tuve, solo uno me hizo sentir mal.
Soñé con una guerra, hace mucho tiempo. En la guerra las personas se mataban entre sí. La sangre se esparcía por todas partes, como si se derramase agua de los baldes o de las mangueras. Cuando lo soñé, creí que esa sería el final de los tiempos, que así terminaríamos todos. Años después, cuando ya estoy adentrándome más a la realidad, siento que mi sueño se está volviendo realidad.
Es triste saber que una pesadilla se realiza, o que lo que no quería que pasara pasó. Pero esa es la realidad. A veces me pongo a pensar si todo lo que hizo Dios por nosotros, valió la pena. Él que nos creó, nos castigó de manera que nos arrepintiéramos, luego nos mandó a su hijo para que podamos librarnos de nuestros pecados, fue herido, humillado y clavado en la cruz para que las almas buenas llegaran a las puertas del paraíso, nos mandó profetas que nos advertían de que corrigiéramos nuestros errores, nos mandó señales del cielo para darnos cuenta… pero somos tan estúpidos….
Cuando pienso en todo eso, y analizo lo que ocurre en el mundo (guerras, atentados, hambrunas, violaciones, violencias…) me pregunto: ¿Valió la pena todo eso para que sigamos con nuestros errores?
Una voz interior me dice: “Sí, valió la pena. Porque aunque nadie se dé cuenta, todavía existe en este mundo personas buenas e inocentes, que desean que este mundo esté en paz y libres de pecados. Esas personas son anónimas, pero ponen un poco de lo que tienen para hacer el bien. Hay veces que parece que todo es en vano, que nada resulta. Pero cuando logran salvar a una persona, logran hacer una cosa bien, se dan cuenta de que contribuyeron mucho en lo que quiso Dios de nosotros. Es por eso que no hay que perder las esperanzas, no ser como el montón y expandir el mensaje de amor que nos quiso dar Dios en todos estos años, siglos, milenios de nuestra existencia”
A pesar de que ese sueño doloroso se hizo realidad, a pesar de que me pregunte si valió la pena todo esto, a pesar de que me sienta indignada por lo que ocurre en el mundo… por eso y mucho más pido a Dios que me ayude a continuar con mi misión lo más rápido posible, para así dejar este mundo y continuar con lo que tengo que hacer después. Solo así olvidaré las cosas malas. Solo así llevaré el recuerdo del amor, de la paz, la amistad… de todo lo hermoso que aún le queda al planeta Tierra. Solo así dejaré ese horrible recuerdo de ese sueño doloroso que tuve alguna vez, como si nunca lo hubiese soñado.

Ángel de espaldas

Esta imagen la hice yo, al óleo. Luego le saqué foto y lo escaneé. Lo titulé "Ángel de espaldas". Espero que les guste;)