Erase un mago malvado y cruel, que a través de un hechizo se
sumió a un sueño largo y profundo que le duró como mil años. Cuando despertó,
encontró con que ya estaba en el siglo XXI y que el mundo cambió completamente.
Junto a él se encontraba Belcebú, un pequeño demonio que lo
ayudaba en sus fechorías. Belcebú veló por el mago durante todo ese milenio y,
poco a poco, le narró lo que aconteció en el mundo mientras dormía:
descubrimientos, guerras, catástrofes y demás.
-
La gente se volvió muy escéptica, señor- le
advirtió Belcebú, mientras el mago miraba el mundo a través de su bola de
cristal- ahora ya no cree en la magia. Todo lo que antes consideraban
“brujería” o “milagro”, ahora simplemente le dicen “ciencia” o “tecnología”
-
¡Eso no puede ser!- dijo el mago, con fastidio-
ahora mismo haré que conozcan mi magia y me teman, tal como lo hicieron sus
ancestros hace mil años. ¿Qué haré? ¡Ya sé! ¡Haré que el aire que respiran se
ensucie y empiecen a enfermar de los pulmones!
-
Ejem, señor- lo interrumpió Belcebú- el aire ya
está contaminado por causa del humo negro de incendios, automóviles y otros
artefactos que usan gas, petróleo y demás combustibles. ¡No se imagina la
cantidad de personas que perecen de alergias o cáncer pulmonar!
-
¡Se me adelantaron!- dijo el mago, estupefacto-
¿Entonces qué haré? ¡Ya sé! ¡Ensuciaré el agua de donde beben para que se
enfermen del estómago y perezcan!
-
Otra vez, no señor- volvió a interrumpirle
Belcebú- ¡También se le adelantaron en esa! Miles de fábricas arrojan sus
deshechos al río y no se imagina la cantidad de porquerías que tiran al agua
inconscientemente.
-
¡Rayos!- murmuró el mago- ¡Esos humanos son más
aterradores que mi magia negra! ¡Déjame pensar! ¡Debe haber algo que no hayan
hecho todavía! Mmmmh… ¡Ya sé! ¡Con mi magia haré que aumente la temperatura,
las plantas se sequen y que los glaciares se derritan a causa de los potentes
rayos del sol! ¿A que eso todavía no pasó?
-
Todo eso y más ya pasó- afirmó Belcebú,
encogiéndose de hombros- después de que se generó el agujero en la capa de
ozono, la temperatura mundial aumentó, así como también las sequías. Y las
constantes inundaciones son a causa de que se derriten los glaciares a una
velocidad sorprendente.
-
¿Pero qué le pasa a este mundo?- bramó el mago,
arrojando la bola de cristal a un extremo y dando fuertes patadas al piso-
entonces resulta que todo eso que lo hacía con mi magia, ahora ellos pueden
hacerlo con su “ciencia” o “tecnología” o como demonios se llame. ¿Acaso no se
dan cuenta de que les puede hacer daño? ¿Por qué tuvo que pasar todo esto
mientras dormía? ¿Y ahora qué hago?
Belcebú le dio unos pequeños masajes al mago malvado para
que se relajara. Luego levantó la bola de cristal, lo puso en su lugar y dijo:
-
Si me permite una sugerencia, le quiero decir
algo: siga usando la magia, pero úsela de otro modo. Hágase pasar por un buen
amigo de alguien y use su magia para amargarle la vida. Luego subes de rango y,
así, podría ser hasta presidente y arruinarle la vida a toda una nación. ¿Qué
le parece, señor?
El mago lo pensó por un buen rato. La idea no le parecía
mala. Total, podía usar su magia para lograr ese objetivo. Volvió a explorar el
mundo con su bola de cristal y, con una sonrisa maquiavélica, dijo:
-
Valió la pena dormir todos estos años. Si logro
mi objetivo en esta era, volveré a dormir otros mil más. Estoy ansioso por
saber cómo “evolucionaron” estos estúpidos humanos con su “ciencia” o
“tecnología” bajo el mando de un “presidente” como yo.
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