Vislumbrando tu sombra, te vi pasear por entre los enfermos.
No pude verte, pero te sentí. Lentamente, tal como se consume la llama de una
vela, paseaste por los cuartos con tu silencioso paso. Quise darme la vuelta
para asegurarme, pero me detuve. No sabía si sería lo correcto. Ni siquiera
sabia hasta qué punto la locura me nublaría el razonamiento y me haría caer al
borde del abismo. Por lo tanto, me quedé ahí, quieta, mientras me abandonaba
por los suspiros del sueño profundo. A pesar de aquello, pude sentirte cerca. Sentí
tu mano, apoyándose suavemente sobre mi hombro, como si quisieras entrar en
contacto conmigo. Incluso sentí tu respiro. Querías decirme algo, pero te
contuviste. No podías llegar a nada más. Aún así, sentí que, de a poco, se
solucionarían los problemas y todo lo que vivimos en esta etapa llegaría a un
punto final. Pronto, y no se cuándo será, podremos vernos la cara y charlar
como antes, tal como debería haber sido siempre.
^^ Bienvenidos a mi página ^^
Esta página fue creada para mostrar algunos cuentos, reflexiones, poemas y dibujos que hice a lo largo de los años. Si tienen dudas o sugerencias, por favor escribanme a mi mail Solestelar@gmail.com e intentaré responder sus mensajes. Desde ya, gracias por visitar el blog ^^
¿No encontrás lo que querés leer? ¡Busca aquí! ^^
viernes, 18 de mayo de 2012
miércoles, 16 de mayo de 2012
Ironica eternidad
Eternidad. Qué palabra más extraña. Desde siempre, los
humanos han temido la idea de la muerte, por lo que, constantemente, han creado
mil métodos para permanecer “por los siglos de los siglos”. En el ámbito
artístico, de varias maneras, se ha tratado de inmortalizar a las personas por
medio de poemas, dibujos, esculturas y otras formas de manifestación artística.
Pero no solo los humanos desean ser inmortalizados. También los
acontecimientos, triunfos, sentimientos y momentos buenos o malos. Inconscientemente,
intentamos transmitir a otros aquello que vemos y que, difícilmente, lo vean
los hijos de nuestros hijos. Sin embargo, lo irónico de esta situación es que,
la mayoría de las veces, esas “eternizaciones” se deterioran con el tiempo o,
aún peor, caen en el olvido. Cuando algo se olvida, es como si nunca hubiese
existido. Por lo tanto, se podría decir que el objetivo del artista no se
realizó. ¿Es entonces el momento de lamentar el no poder alcanzar la
inmortalidad? ¿Para qué seguir dibujando, escribiendo o realizando arte si,
después de un tiempo, no perdurará? Existen muchas obras que datan de más de
cinco mil años, pero existirán miles que se perdieron con el transcurso de los
siglos. Batallas no narradas, héroes olvidados, sueños sin ser realizados, deseos
incumplidos… ¿El destino? ¿Son las generaciones posteriores las que
determinarán lo que vale la pena inmortalizar? No podemos saber a ciencia
cierta si nuestro arte perdurará. Ante esa intriga, seguiremos creando arte
hasta que se destruyan las ilusiones, las metas a seguir o, incluso, hasta que
se apaguen nuestras vidas.
domingo, 13 de mayo de 2012
Mujer embarazada
Que tal? Como es el mes de la madre, quise compartir con ustedes el dibujo de una mujer embarazada que hice con lápiz carbón. Normalmente se idealiza mucho el ser madre y el de concebir una vida. Pero, como dice el dicho, "no todo es color de rosas". Cuidar de una criatura requiere de cuidados, responsabilidad y fuerza de voluntad. Así es que, chicas, piensen dos veces antes de sufrir de un embarazo no deseado. Y chicos, cuando es "no" es "NO", así que no insistan. Es lindo tener un hijo, siempre y cuando lo tenga una persona madura y con la capacidad de cuidarse a sí misma para cuidar a otros. Que tengan un buen día ;)
sábado, 12 de mayo de 2012
Miniescritos con dibujos ^^
¿Qué tal, gente? A continuación postearé los últimos dibujos que hice en estos días, junto con unos miniescritos inspirados en éstos y en la música que estoy escuchando ahora. Espero les guste ^^
Liberación
¡Liberate! agita tus alas y vuela más alla de todas las ataduras y cadenas que te mantienen prisionera. No dudes, no lamentes. Es tiempo de largarnos de este mar de culpas y desmotivaciones. No lo pienses dos veces, ni tres, ni mil. Iluminate con la luz de la esperanza y vuela lo más lejos que puedas. Seguro que, en algún lugar, lejos de esta cárcel de lingotes de oro, encontrarás a esa persona que estará esperando por tí.
Soledad
El problema de la soledad es que, en algún momento de tu vida, te das cuenta de que el mundo está plagado de personas. Contrario a lo que se cree, eso genera más distanciamientos, aislamientos y sentimientos de soledad. Las personas te rodean, cruzan por tu camino. Pero, al final, el interés es del tamaño de un granito de arena, lo cual genera que, entre ese mar de personas, seas un punto aislado en un espacio amplio. No estamos solos y cada día nos sentimos más solitarios.
Sueños rotos
Mentiras, engaños, desiluciones, sueños rotos. A medida que crecemos, perdemos la inocencia y chocamos con la dura realidad, así como un automóvil choca fuertemente contra una pared dura.Aún así, ¿Es motivo suficiente para dejar de ser felices? ¿Para dejar de disfrutar de la vida?
Viajera
Me voy. Así es. Tengo que irme, sin dudar. A pesar de todo, no puedo evitar mirar hacia atrás, pensando en aquello que dejo y por lo que sufrí y amé. El futuro es incierto, pero no debo temerlo. Si se me presenta la oportunidad, debo aprovecharlo y no arrepentirme de nada. Si prefieres quedarte, no te forzaré a seguirme. Ahora, el camino lo seguiré yo. Espero que te vaya bien.
miércoles, 9 de mayo de 2012
Bifurcación (Prefacio de una nueva novela)
¿Que tal? A continuación escribiré el prefacio de una nueva novela, a ver qué tal les parece. Saludos!!! ;)
- Gatito... ¡Gatito!
Monse había llevado a su gato a la veterinaria. En un descuido, se soltó de sus manos y entró en una casa abandonada.
Ella siempre tenía fama de irresponsable, pero no podía evitarlo. Su mama le regañó por no cuidar de su mascota, por eso decidió llevarla a esterilizarla.
- ¡Rayos!- murmuró Monse- ¿Y ahora qué hago?
No quería regresar sin el gato y tenía miedo de entrar sola a la casa. Al final, se armó de valor y, usando la linterna de su celular, entró.
En la sala de la casa, encontró dos puertas negras. Cada una tenía un letrero con letras doradas. El de la derecha decía "Eden" y el de la izquierda decía "Gaia". Le llamó la atención los dos nombres, aunque no recordaba de dónde los había escuchado antes. Sintió ganas de abrir una de esas puertas y, olvidando de buscar a su gato por unos instantes, empezó a hacer "Ta te ti" para elegir cuál puerta abrir primero.
Eligió la que decía "Gaia" y, decidida, la abrió.
Lo que había detrás de esa puerta era un paisaje desierto. Solo había neblina, por lo que no podía precisar de si había plantas o alguna otra construcción. Sintió que lo mejor era no explorar el sitio y, rápidamente, cerró la puerta.
Dio una rápida mirada a la entrada de la casa. Era un día soleado, por lo que no podía explicarse bien el porqué, detrás de la puerta "Gaia", se sentía otro ambiente. En su mente, se le ocurrió que, a lo mejor, era un portal a otra dimensión y que, la puerta "Eden", también podría mostrarle otro lugar.
Decidida, abrió el que decía "Edén". Ahí vio un hermoso paisaje, con un pasto de verde vivo, muchos árboles, flores multicolores y un cielo azul intenso como nunca antes había visto. Estuvo a punto de explorar ese extraño mundo, cuando sintió algo flotando su pierna izquierda. Bajó la mirada y se encontró con su gatito, que la reconoció y se animó a acercarse a su dueña.
- ¡Te tengo, pícaro!- le dijo Monse, alzando a su gato y cerrando la puerta de golpe- ¡Ahora sí vamos a la veterinaria!
Feliz de lograr su objetivo, salió de la casa abandonada. Durante el camino, sintió ganas de contarles a todo el mundo lo que descubrió, por más que la gente la tomaría por loca. Al menos, antes de que demolieran la casa vieja, deseaba visitar, una vez más, uno de esos extraños mundos.
- Gatito... ¡Gatito!
Monse había llevado a su gato a la veterinaria. En un descuido, se soltó de sus manos y entró en una casa abandonada.
Ella siempre tenía fama de irresponsable, pero no podía evitarlo. Su mama le regañó por no cuidar de su mascota, por eso decidió llevarla a esterilizarla.
- ¡Rayos!- murmuró Monse- ¿Y ahora qué hago?
No quería regresar sin el gato y tenía miedo de entrar sola a la casa. Al final, se armó de valor y, usando la linterna de su celular, entró.
En la sala de la casa, encontró dos puertas negras. Cada una tenía un letrero con letras doradas. El de la derecha decía "Eden" y el de la izquierda decía "Gaia". Le llamó la atención los dos nombres, aunque no recordaba de dónde los había escuchado antes. Sintió ganas de abrir una de esas puertas y, olvidando de buscar a su gato por unos instantes, empezó a hacer "Ta te ti" para elegir cuál puerta abrir primero.
Eligió la que decía "Gaia" y, decidida, la abrió.
Lo que había detrás de esa puerta era un paisaje desierto. Solo había neblina, por lo que no podía precisar de si había plantas o alguna otra construcción. Sintió que lo mejor era no explorar el sitio y, rápidamente, cerró la puerta.
Dio una rápida mirada a la entrada de la casa. Era un día soleado, por lo que no podía explicarse bien el porqué, detrás de la puerta "Gaia", se sentía otro ambiente. En su mente, se le ocurrió que, a lo mejor, era un portal a otra dimensión y que, la puerta "Eden", también podría mostrarle otro lugar.
Decidida, abrió el que decía "Edén". Ahí vio un hermoso paisaje, con un pasto de verde vivo, muchos árboles, flores multicolores y un cielo azul intenso como nunca antes había visto. Estuvo a punto de explorar ese extraño mundo, cuando sintió algo flotando su pierna izquierda. Bajó la mirada y se encontró con su gatito, que la reconoció y se animó a acercarse a su dueña.
- ¡Te tengo, pícaro!- le dijo Monse, alzando a su gato y cerrando la puerta de golpe- ¡Ahora sí vamos a la veterinaria!
Feliz de lograr su objetivo, salió de la casa abandonada. Durante el camino, sintió ganas de contarles a todo el mundo lo que descubrió, por más que la gente la tomaría por loca. Al menos, antes de que demolieran la casa vieja, deseaba visitar, una vez más, uno de esos extraños mundos.
lunes, 7 de mayo de 2012
Divididos
Que los hermanos sean unidos, reza el dicho. Sin embargo, no siempre se puede llevar a cabo ese objetivo. El tiempo, la vida y otras situaciones hacen que los hermanos tengan que tomar caminos distintos. Aunque no quieran soltarse de las manos, deben continuar. Personas diferentes, compartiendo la sangre o los sentimientos, cada uno por su lado. Incluso las preferencias matan y generan más dolor, así como pasó con Caín después de hacer desaparecer a Abel. Celos, odio, rencor, vergüenza... El mayor protege al menor; el menor idolatra al mayor; el mayor desprecia al menor; el menor le teme al mayor... ¿Qué sentía Abel por Caín? ¿Lo amaba? ¿Lo odiaba? Caín despreciaba a Abel y lamentó su muerte. Pero nadie sabe los sentimientos de Abel. ¿Será que, desde siempre, ha confiado en que Caín nunca soltaría su mano? ¿Que siempre se protegerían entre sí? Preguntas sin respuestas, respuestas sin preguntas... Hermano, no sueltes mi mano, pero déjame elegir el camino que voy a escoger para realizar mi vida.
Autorretratos
¿Qué tal? Ahora les mostraré una serie de autorretratos, todos de diferentes estilos y técnicas artísticas. Espero les guste ;)
Dibujo escaneado y pintado por photoshop XD
Foto modificado con photoshop
Dibujo hecho con lápiz grafito
Foto pasada al blanco y negro
Foto con efecto photoshop (y sacandole algunos detalles) XD
Foto modificado con photoshop
Dibujo hecho con superfino
viernes, 4 de mayo de 2012
Al final de la primavera
NOTA: cuento basado en un hecho real: http://www.abc.com.py/articulos/salvemos-los-arboles-de-la-plaza-infante-rivarola-272448.html
El viento levantaba las flores de los lapachos que cayeron al suelo. Aún faltaba mucho para el verano, pero ya se guardaban las camperas, como aguardando el final de los días frescos.
Una chica, llamada Fátima, estaba sacando fotos de los lapachos. Estaba entusiasmada con el arte fotográfico y esperaba ser una profesional en ese ámbito. No solo se limitó a sacar fotos de los árboles, sino también el contraste de las hojas con las flores y la interesante composición de las ramas y pétalos de lapacho que caían al suelo.
Un amigo le había dicho que, por ampliar estacionamiento, una gran emrpesa pidió solicitud para cortar todos los árboles de la plaza. De esa manera, se "agilizaría" el tránsito y no habría más problemas para estacionar.
Eso a Fátima no le gustó. Al estar en esa plaza con su cámara, se dio cuenta de lo hermoso que son los árboles y que, con sus sombras, podía resguardarse del duro verano. Por lo tanto, antes de que las crueles maquinarias arrazaran con la plaza, la joven fue a sacar fotos y tenerlas como recuerdo.
En eso estaba, cuando se acercó a ella Lourdes, una amiga. Fátima le dijo lo que hacía y Lourdes le pidió ver las fotos.
Fátima las mostró. Lourdes fue pasando las fotos, haciendo zoom en las que más les gustaban y, así, observar cada detalle que le otorgaban las imágenes. Cuando terminó, le devolvió la cámara y comentó:
- ¿Vas a subir las fotos? ¡Dale na, subí!
- Sí. Voy a subirlas- dijo Fátima- quiero mostrar a todos estos hermosos árboles que pronto van a echar.
- ¡Que buena idea! Espero que alguien también esté de acuerdo con que debemos conservar la plaza.
Días después, todos vieron las fotos de Fátima. Lourdes se encargó de reenviar y etiquetar las fotos a sus contactos, para que ellos también los vieran. Algunos pusieron comentarios, en que se mostraban indignados sobre cómo a las empresas, una vez más, les importaba poco o nada el asunto sobre el medio ambiente.
Pero eso no fue todo. Un día, Fátima recibió una invitación a una marcha que se haría en la plaza el sábado. El motivo era que todos querían impedir que la empresa mandara echar los árboles y exigían que buscaran otra solución al problema del estacionamiento.
Llegó el sábado. Fátima asistió a la marcha, con su cámara. Lo que le llamó la atención fue que, todos los árboles, tenían una cinta blanca alrededor de los troncos, como símbolo de la paz y de apoyo a la vida.
Muy pocos lapachos conservaban sus flores, lo cual Fátima lo comparó con una persona a quien le sacaron todo lo que era parte de su vida. Esas personas siempre parecen vacías, sin vida y deprimidas. Era como si los árboles, realmente, supieran lo que estaba pasando y se marchitaban por eso.
Una niña se acercó a uno de los árboles y lo abrazó. Eso Fátima lo pudo captar con su cámara. La niña era muy pequeña, pero era conciente de lo que pasaba. Incluso, mucho más que todos los empresarios antinaturalistas juntos. De seguro, durante su corta vida, la niña se la pasó trepando árboles o, simplemente, descansando en ellos. Esa escena duró unos minutos, pero fue lo más impactante que pasó durante la marcha.
Por esa niña, y por todos los niños, Fátima juró a sí misma que, con su propia habilidad, haría lo posible para concienciar a los demás sobre la importancia de cuidar el mundo y no contaminarlo más de lo que ya está. Sabía que el camino sería largo y tedioso, pero aquella marcha fue una buena señal de que, con sus fotos, podía hacer un clic en el pensamiento de la gente para cuestionar lo que les parece un crimen y un acto injusto a la vida.
El viento levantaba las flores de los lapachos que cayeron al suelo. Aún faltaba mucho para el verano, pero ya se guardaban las camperas, como aguardando el final de los días frescos.
Una chica, llamada Fátima, estaba sacando fotos de los lapachos. Estaba entusiasmada con el arte fotográfico y esperaba ser una profesional en ese ámbito. No solo se limitó a sacar fotos de los árboles, sino también el contraste de las hojas con las flores y la interesante composición de las ramas y pétalos de lapacho que caían al suelo.
Un amigo le había dicho que, por ampliar estacionamiento, una gran emrpesa pidió solicitud para cortar todos los árboles de la plaza. De esa manera, se "agilizaría" el tránsito y no habría más problemas para estacionar.
Eso a Fátima no le gustó. Al estar en esa plaza con su cámara, se dio cuenta de lo hermoso que son los árboles y que, con sus sombras, podía resguardarse del duro verano. Por lo tanto, antes de que las crueles maquinarias arrazaran con la plaza, la joven fue a sacar fotos y tenerlas como recuerdo.
En eso estaba, cuando se acercó a ella Lourdes, una amiga. Fátima le dijo lo que hacía y Lourdes le pidió ver las fotos.
Fátima las mostró. Lourdes fue pasando las fotos, haciendo zoom en las que más les gustaban y, así, observar cada detalle que le otorgaban las imágenes. Cuando terminó, le devolvió la cámara y comentó:
- ¿Vas a subir las fotos? ¡Dale na, subí!
- Sí. Voy a subirlas- dijo Fátima- quiero mostrar a todos estos hermosos árboles que pronto van a echar.
- ¡Que buena idea! Espero que alguien también esté de acuerdo con que debemos conservar la plaza.
Días después, todos vieron las fotos de Fátima. Lourdes se encargó de reenviar y etiquetar las fotos a sus contactos, para que ellos también los vieran. Algunos pusieron comentarios, en que se mostraban indignados sobre cómo a las empresas, una vez más, les importaba poco o nada el asunto sobre el medio ambiente.
Pero eso no fue todo. Un día, Fátima recibió una invitación a una marcha que se haría en la plaza el sábado. El motivo era que todos querían impedir que la empresa mandara echar los árboles y exigían que buscaran otra solución al problema del estacionamiento.
Llegó el sábado. Fátima asistió a la marcha, con su cámara. Lo que le llamó la atención fue que, todos los árboles, tenían una cinta blanca alrededor de los troncos, como símbolo de la paz y de apoyo a la vida.
Muy pocos lapachos conservaban sus flores, lo cual Fátima lo comparó con una persona a quien le sacaron todo lo que era parte de su vida. Esas personas siempre parecen vacías, sin vida y deprimidas. Era como si los árboles, realmente, supieran lo que estaba pasando y se marchitaban por eso.
Una niña se acercó a uno de los árboles y lo abrazó. Eso Fátima lo pudo captar con su cámara. La niña era muy pequeña, pero era conciente de lo que pasaba. Incluso, mucho más que todos los empresarios antinaturalistas juntos. De seguro, durante su corta vida, la niña se la pasó trepando árboles o, simplemente, descansando en ellos. Esa escena duró unos minutos, pero fue lo más impactante que pasó durante la marcha.
Por esa niña, y por todos los niños, Fátima juró a sí misma que, con su propia habilidad, haría lo posible para concienciar a los demás sobre la importancia de cuidar el mundo y no contaminarlo más de lo que ya está. Sabía que el camino sería largo y tedioso, pero aquella marcha fue una buena señal de que, con sus fotos, podía hacer un clic en el pensamiento de la gente para cuestionar lo que les parece un crimen y un acto injusto a la vida.
miércoles, 2 de mayo de 2012
Intermedio
Cuando observo las estrellas o vislumbro el horizonte de una zona desierta, me asombro de la inmensidad del universo y me siento insignificante ante el cosmos. Entonces, bajo la cabeza y vislumbro a las hormigas, todas ellas arrastrando granitos de comida para su colonia. Y pensar que hay organismos aún más diminutos que los insectos, como los gérmenes o las bacterias. Al observarlas, me siento gigante y capaz de apoderarme de todo. Lo gigantezco me asusta; lo diminuto me da instinto de seguridad y protección. Al final, solo soy un intermedio entre lo micro y lo macro, donde siento que he vivido demasiado como para escribir un libro entero sobre mi vida y, almismo tiempo, siento que no he vivido lo suficiente para afirmar que soy una persona llena de experiencias.
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