^^ Bienvenidos a mi página ^^

Esta página fue creada para mostrar algunos cuentos, reflexiones, poemas y dibujos que hice a lo largo de los años. Si tienen dudas o sugerencias, por favor escribanme a mi mail Solestelar@gmail.com e intentaré responder sus mensajes. Desde ya, gracias por visitar el blog ^^

¿No encontrás lo que querés leer? ¡Busca aquí! ^^

sábado, 28 de mayo de 2011

Prohibido las relaciones sociales

Hoy es 13 de noviembre del año 2100. El tiempo es caluroso, cielo parcialmente nublado y vientos del norte. La temperatura es de 40º. Se estima que para mañana disminuirá a 39º.

Eso era todo lo que decía el noticiero.

Desde que “El emperador” tomó el mando del mundo hacia 50 años, se prohibieron las relaciones sociales. Nadie podía acercarse a otras personas, ya sea pareja, amigo, conocido o pariente. El que desobedecía era condenado a muerte. El emperador también estableció que, la única manera que se podían comunicar era por celular. Y todos los otros trabajos (construir edificios, limpiar las calles, etc…) lo harían las máquinas.

La razón por la que “El emperador” quería apartar a las personas era porque quería disminuir la cantidad de humanos que poblaban la Tierra. Como mínimo podían tener un hijo, pero sin relaciones sexuales y con “vientres artificiales”, que eran unas incubadoras que imitaban casi a la perfección el vientre materno. Por lo tanto, los pocos niños que nacían no conocían a sus padres.

Todos los países establecieron esa norma y fueron eliminados como naciones. Todas las personas se encerraron en sus casas y, por cincuenta años, nunca se vieron ni se encontraron.

Pero ese 13 de noviembre, todo iba a cambiar.

Ann, la hija del emperador, acababa de cumplir veinte años. Como cualquier persona, nació de un vientre artificial. Y, como toda persona, nunca conoció a sus padres. Fue criada por máquinas, que le enseñaron a leer, a escribir y un montón de cosas más.

El primer mensaje que recibió de su padre fue este:

Hija, yo soy tu padre. Soy el emperador. Por lo tanto eres una princesa. Te llamas Ann y quiero que nos comuniquemos.

Ann, que recién aprendió a escribir, le respondió:

Quiero verte

Su padre le dijo:

Está prohibido. Y como emperador, debo dar el ejemplo. Cuando cumplas veinte años, mandaré a que te extraigan un óvulo y tendrás un hijo.

Ann sabía que debía quedarse encerrada en su casa y dejar que las máquinas hiciesen todo por ella.

Por veinte años vivió así, hasta que, aquel noviembre, luego de escuchar el noticiero, empezó a reflexionar.

Nunca se atrevió a contradecir a su padre, pero ya estaba cansada de su vida. Todos los días hacía lo mismo. Y seguiría así hasta el día de su muerte. ¿Qué sentido tenía vivir si nunca podría ver a otro ser humano que no fuese ella misma?

Por lo tanto, en su cumpleaños, se atrevió a mandarle este mensaje a su padre.

Papá, como regalo quiero ver, por lo menos, tu cara.

Y el emperador le contestó:

Ya te dije que está prohibido. Pide otra cosa

Papá, quiero saber cómo es otra casa que no sea la mía. Soy tu hija, pero ni siquiera nos conocemos. Ni siquiera sé quién es mi madre. Sé que antes las personas se podían ver. ¿Qué pasó para que cambie eso?

Hija, dentro de pocas horas serás madre. Otras personas me piden permiso para tener un hijo, pero tú no lo necesitas. Si las personas se vieran, querrían juntarse. Luego procrearían de una forma antihigiénica y tendrían muchísimos hijos. ¿Y qué ganaremos con eso? Guerras, contaminación, peleas, superpoblación, mala distribución de las riquezas… desde que implanté este sistema, la población ha disminuido y, poco a poco, el planeta fue recuperando su vida vegetal. ¿No te parece bello?

¡No, papá! No entiendo qué sentido tiene la vida si no puedo verte. De seguro todos se harán esta pregunta, pero no se atreven a contradecirte porque los matarás. Creo que lo mejor sería que supiéramos quiénes somos y para qué existimos.

Y así, padre e hija empezaron a discutir por un buen rato. Al final, el emperador dijo:

¡Bueno, está bien! Nos mandaremos una foto de nuestros rostros. ¡Y hasta ahí! Con esto, decretaré que todos pueden mostrar sus fotos a sus amigos, pero todavía no pueden acercarse.

“El emperador” así lo hizo. Y recibió la foto de su hija.

Era morena, con ojos verdes y un simpático lunar en una de sus mejillas. No podía creer que esa belleza fuese su hija. Quedó tan impactado que no sabía qué decir.

Lo mismo le sucedió a su hija.

Recibió la foto de su padre. Vio a un señor viejo, decrépito y con unos ojos oscuros que transmitían una mirada perdida.

Por alguna razón, Ann sintió más ganas de verlo, abrazarlo y consolarlo.

Se dio cuenta de que él, cuando tenía veinte años, vivió en el mundo en donde las personas se conocían y hablaban frente a frente. De seguro, su época fue difícil: faltaban alimentos, faltaba agua, había múltiples guerras y un montón de atrocidades que hicieron que el joven emperador se desilusionara de la vida.

El emperador también sintió lo mismo por su hija. La verdad, nunca supo quién era la madre. Solo sabía que ella falleció hacia mucho tiempo. Aún así, supuso que su hija era idéntica a la madre.

Si no fuera por la ley que él mismo impuso, podría conocer a la madre de Ann, amarla y criar juntos a la pequeña princesa. No importa los problemas y los conflictos de familia, igual se sentirían orgullosos de su inteligente hija.

En ese remolino de emociones, recibió miles de mensajes. Todos recibieron el decreto, hicieron lo mismo que el emperador y Ann y, enseguida, reclamaron que aboliera la ley.

Todos querían ver a sus padres, hijos, amigos, parejas y más.

El emperador no sabía qué hacer. Debía tomar una decisión pronto o habría una revolución sangrienta. Todas las máquinas estaban programadas automáticamente para matar a cualquier humano que saliera de su casa para encontrarse con otro. Ya había pasado unas cuantas veces al principio. Y volvería a pasar, solo que la cantidad de muertos sería mucho más numerosos de lo que suele generar una antigua guerra.

Empezó a programar las máquinas. El emperador tenía su computadora principal, donde daba las órdenes. Pero para abolir tal ley, debía insertar su clave de seguridad. Pasaron muchos años, lo había olvidado. Probó unos y otros códigos, pero todos eran incorrectos.

Al intentarlo como diez veces, se irritó y golpeó la computadora tan fuerte, que la misma se destruyó.

Con eso, desactivó a todas las máquinas que operaban en el mundo.

Unas cuantas ya estaban matando a los que osaron incumplir la ley luego de haber visto la foto de sus seres queridos. Todos ellos fueron considerados mártires y condecorados con medallas de oro, plata y bronce.

Cuando las máquinas murieron, las personas empezaron a salir en patota.

Empezaron a mirarse los unos a los otros, como si fuesen seres de otros mundos. Al final, gracias a las fotos, se reconocieron y se juntaron. Primero lo hicieron tímidamente, hasta que todos terminaron en abrazos, besos, caricias y con largas anécdotas que contarse.

Ann, al ver lo que pasaba en el mundo, salió a la calle a buscar a su papá. Lo encontró frente a la puerta de su casa, con una mirada totalmente diferente al de la foto. Parecía que, por primera vez, salía de un cascarón fuerte y duro, descubriendo el mundo.

La joven también se sorprendió por lo pequeño que era. Siempre lo había imaginado un hombre grande y fuerte, tal vez por los mensajes que recibía de él. Pero ahora se dio cuenta de que la realidad era mucho más fuerte que la ficción.

A pesar de todo, fue directo hacia él para abrazarlo, besarlo y tener una conversación clásica que normalmente tienen la relación padre e hija.

El mundo de memorias

Desde pequeña, siempre había escuchado que el “fin del mundo está cerca”. No me acuerdo en qué año un meteorito pasó rozando la Tierra, lo cual todos argumentaron que Dios decidió darnos otra oportunidad. Tiempo después, ya cerca del 2000, la gente hablaba de que todas las computadoras se volverían locas y sería el fin del mundo. Por supuesto, yo esperaba ver a un monstruo cibernético azotando a la humanidad. Pero no pasó nada. Terminó el 2000, seguí creciendo… y ahora todos están con el tema de que el fin del mundo será en el 2012. Hasta hicieron una película y todo. De seguro volverá a pasar el 2012 y yo seguiré envejeciendo. Tal vez ya trabajando, o formando una familia.

Aún así, no puedo evitar seguir pensando en el tema. No sé si seguiré viva o no, pero de que habrá un final, habrá un final. La pregunta es: ¿La humanidad se dará cuenta de ese final?

Un día, hablando con un amigo sobre el tema, se nos ocurrió una extraña idea: de que el fin del mundo ya ocurrió, pero que nadie se dio cuenta. Y solo vivimos gracias a nuestras memorias.

- Suena raro, pero es así- me dijo Enrique, mi amigo- las personas no quieren aceptar la idea de que todo acaba con la muerte. Imagínate que, un día, cae un meteorito y destruye la Tierra. La mitad de la población mundial estará dormida, pero la otra mitad será consciente de ese gran impacto que acabará con toda vida terrícola. Los que no se dieron cuenta, de seguro, despertará y verá el mundo transcurrir tal como fue el día anterior. Prácticamente, quedan sus recuerdos y los van desarrollando conforme pasa el tiempo.

- ¿Y qué pasa con los que sí se dieron cuenta del impacto?- pregunté- ¿Acaso se resignarán e irán al cielo o infierno?

- Algunos optarán por eso- contestó Enrique- pero hay una gran cantidad de personas que aún quieren vivir y cumplir sus sueños. Por lo tanto, dirán que sufrieron una pesadilla y se encontrarán en el estado de los “que no se dieron cuenta”.

Había llovido mucho, pero el sol ya asomaba por unas nubes, que se separaban poco a poco y descubrían un hermoso arcoíris. Comenté sobre cómo Dios prometió que no exterminaría más a la humanidad al regalarle ese arcoíris y cómo, a pesar de todo, igual había la amenaza del fin del mundo.

- Yo creo que ese diluvio ocurrió por el derretimiento de los glaciares- comentó Enrique- cada tanto, la Tierra tiende a eliminar a los seres vivos que la habitan por un periodo. Ocurrió con los dinosaurios y casi ocurrió con ese diluvio universal. Por suerte, el hombre ya evolucionó lo bastante como para construir botes, canoas o subirse a las montañas. Si no quedara ningún ser humano luego del diluvio, ¿qué vendría después? ¿Será que los delfines y ballenas evolucionarían hasta ser como nosotros?

- A lo mejor eso fue lo que pasó- se me ocurrió decir- a lo mejor la humanidad fue completamente exterminada, pero no quisieron aceptarlo y vivieron gracias a las memorias. A lo mejor… ¡Nosotros somos solo memorias!

- ¡Has captado mi idea!

- Pero entonces… ¿No deberíamos morir? ¿O sí? Digo, mi mamá murió en un accidente de tránsito. Hasta la enterraron y todo. Y también hay muchos que mueren de hambre. ¿Será que eso igual ocurre, aunque seamos memorias?

- El tema es que nos manejamos por medio de la lógica. Aunque seamos memorias, tenemos muy bien incorporado el concepto de que “no todo sale como uno quiere”. A lo mejor nadie tiene que darse cuenta de que no somos real. Tu mamá murió, pero sigue viviendo en algún rincón del universo gracias a la memoria.

- Entonces, si soy una memoria, tengo que conseguir fácilmente que aparezca a mi lado.

Miré por todos los rincones, esperando a que mi mamá apareciera. La verdad, siempre me pregunté qué pasaría si aún viviera, si nunca hubiese tomado ese colectivo a esa hora. Por más que miré, no apareció ni su sombra. Resignada, dije:

- De seguro, son estas cosas las que demuestran que no somos memorias.

- Pero la memoria no puede ser eterna- dijo mi amigo- a lo mejor, cuando una memoria muere, vuelve a vivir en “otra memoria”. Es como un largo y tedioso círculo vicioso. El ser vivo real, al morir, no quiere aceptar la idea de su muerte y usa su memoria para que “todo siga igual”. Cuando pasa eso, realmente cree que sigue vivo, entonces otra vez le ocurre algo que acaba con su vida. Y otra vez no quiere aceptarlo e insiste en que “fue una pesadilla”. Y aquí quiero volver al tema del diluvio. La humanidad fue exterminada, pero vivió gracias a la memoria. Todo fue bien hasta el año 1000 Después de Cristo, cuando se dijo que sería el fin del mundo. A lo mejor la peste fue más grave de lo que pensamos y acabó con toda la humanidad. Otra vez usaron el mismo recurso y salió con que la peste fue erradicada y que “salieron de la pesadilla”. En el año 2000 otra vez pasó una catástrofe que acabó con todos, pero otra vez las personas no quisieron aceptarlo. Y aquí estamos ahora, divagando cualquier cosa por no tener nada mejor que hacer.

Me reí por su último comentario. La verdad, teníamos demasiado tiempo libre para pensar en esas cosas.

Después de eso, caminamos juntos hasta la esquina. Teníamos que cruzar una avenida muy ancha y, lo peor, es que el semáforo no funcionaba.

Cuando nos cercioramos de que no pasaba ningún auto, cruzamos. Entonces, apareció una camioneta que dobló la esquina con una velocidad sorprendente e iba directo hacia mí.

No recuerdo qué pasó después, dado que todo fue tan rápido. Primero pude palpar, por un instante, los faros de la camioneta. Pero, luego, sentí que alguien me estiraba para atrás y, con eso, perdí el conocimiento.

Cuando desperté, mi amigo apoyaba mi cabeza en su regazo. Estaba muy asustado. Frente mío estaba la camioneta, de donde salía un señor barbudo y gordito que empezaba a preguntarme si me encontraba bien.

- ¡Loco! ¡Casi la matas!- le gritó Enrique al conductor.

- Estoy bien. Descuida- dije, incorporándome lentamente. Tenía algunos rasguños, pero por lo demás me encontraba bien.

Pasado el susto y la discusión, Enrique me acompañó hasta mi casa. No nos dirigimos la palabra en ningún momento. Parecía que él aún no se había recuperado del todo por lo que acababa de pasar. Yo, por mi parte, me sentía muy tranquila.

Cuando nos despedimos y entré en mi cuarto, me sentí extraña. No sé si será por la charla que tuvimos, pero empecé a sospechar de que yo, ese día, fui arrollada por la camioneta dejándome en pedazos. Y que solo seguía respirando gracias a la memoria. “Como si nunca hubiese pasado nada”.

Pero bue, en fín…

jueves, 26 de mayo de 2011

Nuevas pinturas

A continuación, mostraré las últimas pinturas que hice estos últimos días. La última que hice fue hecha con espátula, es la primera vez que pinto con esa herramienta. Hasta ahora siempre he pintado con pinceles, ya sea oleos, témperas o acrílicos. Espero les guste ;)

viernes, 20 de mayo de 2011

El mundo de la oscuridad

Ya no me acuerdo cuándo fue que comencé a viajar por el espacio. La verdad, eso no es tan importante. Lo importante es lo sorprendente que es el universo, de manera a que produce diversos tipos de vida de acuerdo a los planetas, satélites y asteroides que habitan.

En uno de mis viajes, encontré un planeta solitario. No giraba alrededor de una estrella como normalmente lo hacen los otros planetas. Simplemente estaba ahí, andando sin rumbo y a su completa libertad. De seguro fue rechazado por el sistema solar en donde se encontraba. Suele pasar cuando la estrella ya no puede contener a tantos planetas, o cuando la misma se ha extinguido.

Me dio curiosidad. Por lo tanto, aterricé en ese planeta y me sorprendí por lo que estaba viendo. Paré en el medio de una gran pradera. Solo había prados, pero a lo lejos podía distinguir algo parecido a un bosque… o a una ciudad… ¡No estoy segura! Pero de que estaba habitado, estaba habitado.

Antes de bajar, calculé el nivel de oxígeno y otros gases de los cuales, sin esos, no podría respirar. Mi nave tenía unos sensores excelentes, de manera a que podía determinar si era necesario usar mi traje espacial o no. Encontré que carecía de oxígeno e hidrógeno, pero tenía una alta cantidad de dióxido de carbono. Por lo tanto, tuve que ponerme mi traje para explorar ese lugar.

Me puse mi traje y salí de la nave. No tenía tanta gravedad como la Tierra, por lo que me sentía liviana y podía dar saltos muy altos. Por un momento estuve entreteniéndome de esa manera, hasta que me percaté de que alguien me estaba observando.

Lo ví. Era una persona… o eso parecía. Tenía los brazos y las piernas más largas que un terrícola normal. Llevaba puesto unos pantalones anchos, pero supuse que sus piernas eran delgadas. Aunque estaba todo oscuro, pude distinguir su expresión. Parecía sorprendido, tenía la boca y los ojos abiertos. Sus ojos brillaban a la luz de las estrellas y parecían ser blancos como la luna.

Quise acercarme, decirle que no le haría daño. Esa persona no se movió. De seguro se paralizó del susto. De todas formas, ¿cómo le hablaría? ¡Ni siquiera sabía si hablaban o no! Aunque yo tenía un casco, sabía que él podía ver mi rostro. Por lo tanto, me acerqué lo suficiente para mostrarle una sonrisa de calma y paz. Me ha servido en muchos planetas, por lo tanto, no dudé que en ése también me serviría.

La persona vio mi sonrisa y cerró la boca. Luego me habló. Efectivamente, me habló en otro idioma. Cuando vio que no le entendía, entonces extendió su mano y me invitó a que lo siguiera.

Sus dedos eran largos y finos. Los tomé y me sorprendí lo fuerte que apretaba mis manos. Empezó a caminar y yo lo seguí. Por un momento, sentí que flotaba, dado que caminamos rápido y ese planeta carecía de gravedad. Pero pude controlar eso y seguirle el ritmo.

El cielo era oscuro. Solo las lejanas estrellas se podían vislumbrar a lo lejos. Por lo que pude ver, de entre los prados aparecían pequeñas lucecitas que se esparcían por todos lados e iluminaban el lugar. Más tarde, me di cuenta de que esas lucecitas eran un tipo de luciérnagas o bichitos de luz que habitaban el planeta.

Nos acercamos a un poste muy alto, casi de tres metros. Me señaló hacia arriba y me dijo algo. Por lo que noté, supuse que él quería que saltara hasta encima de ese poste. Empecé a negarme y me dije:

- Eh… no sé saltar tan alto… perdón…

Él, al escucharme, saltó. Me sorprendí lo rápido que llegó hasta el poste. Luego se bajó y, con señas, me indicó que hiciera lo mismo. Al final, accedí. No sabía lo que podía pasar si me negaba. A lo mejor los nativos de ese planeta no eran pacíficos o se enojaban con facilidad.

Salté. La verdad, retrocedí unos cuantos pasos y, tomando impulso, di un salto. Me sorprendí lo alto que pude saltar. Logré aferrarme a la punta del poste. Cuando lo logré, miré hacia el horizonte. Ya sé, es un decir. En un mundo donde no existe el sol no creo que haya “horizontes”.

Lo que hice fue que miré a mi alrededor y me sorprendí de lo que había. Hacia un lado había más postes, todos brillando con mucha intensidad. Hacia otro lado, veía el bosque o la ciudad. Estaba muy oscuro, pero pude distinguir unas cuantas lucecitas. Por lo tanto, al final supuse que era una ciudad.

Me solté y caí al suelo suavemente. El nativo me sonrió. Luego, dijo una sola palabra: “Milat”

Se señaló a sí mismo con las dos manos, repitiendo de nuevo “Milat”. Me dí cuenta de que se quería presentar. Por lo tanto, tomé su ejemplo y, señalándome, le dije mi nombre.

El volvió a sonreír. Unas luciérnagas se acercaron a él y pude ver mejor su rostro. Tenía la tez muy fina, sin ningún grano, lunar o cicatriz que lo deformara. Sus ojos eran verdes, pero estiraban mucho al azul. No estaba segura de si era hombre o mujer, pero era una persona muy hermosa y me di cuenta de que también era buena.

Seguimos explorando juntos el planeta. Poco a poco, me iba enseñando su idioma y yo hacía lo mismo también. No sé cuánto tiempo estuvimos así, pero estaba feliz de encontrar un amigo.

Pero pude entender algo. Ese planeta siempre vivió en la oscuridad. No conocen lo que es “día”, ni “sol” ni nada relacionado a eso. Se guían por la posición de los planetas y, dado que solo existe la noche, solo tienen dos estaciones: otoño e invierno.

Los postes fueron algo que ellos mismos construyeron. Cada tanto, se iluminan automáticamente para que los peregrinos se guíen por las mismas. Pero lo que no me quedaba claro era cómo las plantas podían subsistir sin la fotosíntesis del sol. Y eso que el planeta estaba repleto de plantas. Supongo que las plantas tienen la capacidad de captar las lejanas estrellas que se vislumbran en el eterno cielo oscuro. O puede que los postes y las luciérnagas hagan ese trabajo. Aún así, el estar en un planeta con esas características me daba la sensación de estar en un cuento de hadas. Era hermoso ver las plantas iluminadas por pequeñas lucecitas, como si fueran iluminadas por la luz de la luna. Pero más disfrutaba estar con Milat, que me mostraba más cosas maravillosas y cada vez nos entendíamos más.

Llegamos a una especie de palmera. Él sacudió la planta y de ahí salieron más bichitos de luz. Éstos me rodearon y me sentí feliz. Luego, tomados de las manos, empezamos a dar vueltas alrededor de la palmera y empezamos a reir a carcajadas.

Luego, nos acostamos en la pradera y vimos las estrellas. Intenté hablarle en su idioma, aunque creo que no me salió bien. Él se rió y, con mucho esfuerzo, me dijo:

- A… prendes… rápido… linda… “estraña”

Me reí también.

No me acuerdo cuánto tiempo estuvimos así, pero no sentí ni cansancio ni sueño. De seguro, al estar en un mundo de eterna noche hace que no me preocupe por esas cosas. Pero también extrañaba al sol y a los días calurosos. Sabía que no podía estar en ese mundo para siempre, por más que Milat sea una persona buena y generosa. Ese mundo tendría sus países, sus pueblos, su historia. Incluso, habrá evolucionado a su manera y sin necesidad del sol. Ese planeta tenía su propia naturaleza y, como bien dice la frase, “la naturaleza es sabia”. Los seres vivos de ese planeta sabrán cómo pudieron sobrevivir sin fechas, ni años y solo guiados por las estrellas. Por lo tanto, no era un lugar donde una persona como yo podría vivir normalmente. Los terrícolas necesitan del sol de vez en cuando. Y necesitan que las plantas y los animales también reciban la energía del sol para reproducirse y generar la cadena alimenticia.

Cuando llegó la hora de marcharse, podía hablar perfectamente con Milat. No me acuerdo cuánto tiempo estuve junto a él, pero tampoco recordaba el haber descansado en ningún momento. Lo que sé es que Milat, a diferencia de mí, no podría aguantar el vivir en un planeta que gire alrededor de una estrella y que esté marcada por el día y la noche. Su organismo ya estaba acostumbrado al mundo oscuro, así como mi organismo estaba acostumbrado a un mundo como la Tierra.

- Milat ed malua ben vilat (Milat te desea un buen viaje)- fue lo que me dijo, a la hora de la despedida.

- Yo también te deseo suerte- le dije.

Y después de un largo abrazo, subí a la nave y dejé ese planeta de oscuridad.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Les presento la "Marinciclopedia"

No me acuerdo bien, pero ocurrió un fin de semana lluvioso. En realidad es recopilación de palabras varias, a las que les doy mi propio significado o el significado que me parece adecuado. Es tipo una enciclopedia, pero de esas que no sirven para hacer simples trabajos prácticos de escuela o facultad. Para que vean a qué me refiero, les mostraré algunas palabras a las que les di mi propio significado. Espero les guste ;)

Autoayuda: También escrito autoayuda, auto-ayuda o Auto Ayuda. Normalmente son consejos o recomendaciones de cualquier cosa para que uno mismo resuelva sus problemas. Puede ser de cualquier tema, pero los que más abundan son del ámbito espiritual. Hay varias formas de recurrir a la autoayuda, pero las más utilizadas son estas:
• Libros: normalmente son escritos por personas que pasaron por el mismo problema o por personas que creen que son superiores al resto. Los más famosos, en libros, son de lo espiritual y religioso. El autor más famoso en esta rama es Paulo Coehlo.
• Películas: a veces son documentales o historias que te enseñan a autosuperarte y demás. Casi siempre están basados en los libros de autoayuda. Lastimosamente, muchas de estas películas son casi siempre calificadas de regulares a muy malas.
• Músicas: es muy utilizado para atraer a la población joven, si son adaptadas al rock, pop o reggaetón. Se supone que ayudan a elevar el espíritu o a hacerte feliz.

Filosofía: materia que te ayuda a pensar y reflexionar, cuando estás tekorei, acerca del ser o no ser o del sentido de la vida y demás.

Baches: relacionado directamente con basurales, descuidos e irresponsabildad por parte de las autoridades. Normalmente se le identifica a las calles que tienen todo tipo de agujeros, desde los leves hasta los que ya son pozos profundos. Aunque en el gobierno también se encuentran ciertos “baches” que hacen que el dinero desaparezca en los bolsillos de los políticos.

Cine comercial: es un tipo de cine muy popular, hechos especialmente para atraer a las masas. Normalmente contienen temas populares como la acción, persecuciones policiales, historias a lo “Romeo y Julieta” y muchos efectos especiales. Es un poco despreciado por los intelectuales y muy aceptado por el resto de la población en general.

Cine independiente: es un tipo de cine muy diferente al que normalmente estamos acostumbrados. Carece de efectos especiales, no existen tantos movimientos de cámaras y, ocasionalmente, tienden a ser aburridos. Ideal para los intelectuales o personas de una inteligencia media para arriba.

Anti-todo: También escrito antitodo, Anti Todo o anti todo. Es aquel o aquella que nada le gusta, todo le parece basura. Nunca están conformes con nada porque ellos mismos se sienten, en el fondo, como unos fracasados.

Bien, eso fue una parte. Proximamente publicaré más palabras de la enciclopedia (propia) de Marisol, con "marifrases" y "marisoleadas" propias XP