Me llamo Meysahras y soy un ser que viaja por extraños mundos, dimensiones desconocidas. Dicen que fui creada por alguien más, aunque me considero un ser con vida propia. A veces, soy una hermosa princes; otras soy una humilde campesina. Mi forma favorita es la de un ángel, porque puedo volar y me encanta tocar las nubes, ver a las personas como hormigas y sentir el viento en la cara. O también suelo ser una diosa; o una esclava. Eso dependiendo del mundo en que esté y en qué ambiente me encuentre. No soy la única que tiene multiples vidas. Todos los seres que habitan en este universo, todos los que leen este escrito, tienen otras vidas. Aquí pueden ser empresarios, ministros, doctores... pero en sus otras vidas serían monjes, campesinos, obreros... ¿Cuál preferirían? Aunque, en estos momentos, este escrito va para una sola persona: la que me está leyendo en esos instantes. Sì, asì es. Este escrito para para vos, para que sepas quién soy y que, de una manera casual, pueda ser tu madre, tu hermana, tu compañera de colegio, tu pareja o tu vecina. Solo debes aprender a observar a tu alrededor y, si me reconoces, llámame. Y te mostraré mi verdadera identidad. "¡Una broma! ¡Esto tiene que ser una broma!" Me dije, luego de leer la extraña carta que encontré en el buzón. No decía quién lo mandaba, ni de dónde. De todas formas, no me interesaba. Si esa tal Meysahras quería jugarme una broma, pues no me dejaría caer tan fácilmente.
Arrojé la carta a la basura. Abrí mi libro y empecé a retomar la lectura. Aún faltaba mucho para que me fuera a la facultad, por lo tanto debía matar el tiempo de alguna manera.
A pesar de que intentaba concentrarme, no podía. Todavía recordaba el contenido de la carta y, eso, de alguna manera, me intrigaba.
"¿Quién será esa tal Meysahras? ¿Y qué es eso de que tiene múltiples vidas? ¿Y por qué me escribió a mí?"
Al final, me cansé de leer y, disgustada, fui a ver la tele. Como no tenía cable, me tuve que contentar con ver un capítulo repetido de una serie; una estúpida publicidad sexista; un aburrido debate sobre corrupción; y un dibujito animado del año en que mi abuela empezaba a ir al jardín.
Por suerte, ya había llegado la hora en que tendría que ir a la facultad. Así que me preparé, avisé a mis padres que me iba y salí caminando, mirando el cielo para ver que no había ni una sola nube que anunciara lluvia.
A mitad de camino, me encontrécon una compañera de facultad. Ella siempre me hacía bromas pesadas, por lo que fue la primera en mi lista de sospechosos de haber escrito esa extraña carta.
Me acerqué y, sin ningún rodeo, le pregunté:
- ¿No fuiste vos la que me quiso gastar una broma con una estúpida carta de "vidas paralelas"?
Ella me miró fijamente y me dijo que no. Yo sé que ella no es mentirosa, así que le creí. Me preguntó de qué iba la carta y se lo dije. Total, siempre me han elogiado por mi memoria de elefante... aunque más bien parezca una jirafa.
Mi compañera se rió y me dijo:
- Normalmente, envío cartas de cadena, pero nunca escuché algo como eso.
Empezó a reírse, para luego ponerse seria y hablar con un extraño tono de voz. Ella siempre hablaba de una manera calmada, pero en esos momentos habló de una manera tensa.
- De seguro, es una pobre mujer que sabe un valioso secreto y, de alguna manera, quiere comunicarlo. Pero un poderoso grupo o asociación la tiene bajo la mira, de manera que no puede hacer nada al respecto. Hoy en día, controlan las redes de internet, nos vigilan con satélites... y en algún futuro, inyectarán en nuestros cuerpos un microchip que tendrá toda nuestra información y será un rastreador a la vez. Seremos máquinas, no personas. querrán controlarnos y, así, abrir diferentes portales a otras dimensiones para controlar a esos otros individuos, a esos otros seres. Por ahora, solo con códigos y signos podemos comunicar esa gran verdad, antes de que sea demasiado tarde. ¡Debemos hacer todo lo posible para recuperar nuestra naturaleza, que es el de la libertad!
Se calló. Yo no sabía cómo reaccionar. Era la primera vez que actuaba de esa manera.
Al final, me miró fijamente y me dijo:
- ¿Creíste todo lo que te dije? ¡Sí que eres ingenua! jajajajaja
Su risa no sonó natural. Algo había cambiado en ella. Entonces, me armé de valor y, sin importar si alguna super asociación nos espiaba, dije:
- Meysahras, te encontré.
Entonces, la ví a través de sus ojos. Allí estaba, ese ser llamado Meysahras que, en este mundo, era mi compañera bromista de clases y que, de alguna manera, intentó comunicarse conmigo para que pudiera encontrarla.
Meysahras me sonrió y cerró los ojos. Cuando los abrió, desapareció y mi compañera volvió a ser "ella misma".
- ¿Qué pasó?- dijo ella, que parecía haberlo olvidado todo.
- No es nada. Vamos antes de que sea tarde- le dije.
Y juntas, caminamos hasta la facultad.