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Esta página fue creada para mostrar algunos cuentos, reflexiones, poemas y dibujos que hice a lo largo de los años. Si tienen dudas o sugerencias, por favor escribanme a mi mail Solestelar@gmail.com e intentaré responder sus mensajes. Desde ya, gracias por visitar el blog ^^

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viernes, 30 de noviembre de 2007

Compasión

Un temblor hizo que sacudiera su diminuto cuerpo, haciéndole notar que no era correcto andar medio desnudo en una fría noche desierta. No recordaba cómo llegó hasta ahí, ni cómo fue que lo perdió todo. Hasta olvidó su propio nombre y de dónde venía.

Trató de moverse, pero el frío hacía que todo intento de movimiento fuese inútil. Comprendió que se estaba congelando, por lo que pensó que le hubiese gustado vivir un poco más para saber acerca de ese extraño mundo.

Con la esperanza de pedir ayuda, empezó a gritar a todo pulmón. Nadie venía, pero él seguía gritando y llorando por ser hallado. No entendía el porqué lo abandonaron, el porqué se encontraba en ese frío y oscuro lugar. Muchas preguntas le vinieron en su pequeña mente, sabiendo que nunca serían respondidas, al menos debidamente.

De repente, escuchó pasos. ¿Quién será? La esperanza empezó a aumentar, por lo que siguió chillando para que lo encontraran con facilidad. Los pasos aumentaron. Poco a poco, sintió cómo unas cálidas manos lo envolvían por completo, levantándolo delicadamente como si fuese un cofre de cristal. Esas manos empezaron a cambiarle de posición, hasta que le mostraron un rostro femenino, que lo sonreía con ternura y le decía: “¡Pobrecito! ¿Qué haces en este lugar nada acogedor? No puedo creer que hayan abandonado a un bebito hermoso y tierno como tú”

Y mientras la mujer lo refugió en sus cálidos brazos, el pequeño lo comprendió: no le habían deseado. Empezó a llorar ante esa tal triste noticia, pero la mujer lo tranquilizó diciéndole: “No te pongas así, que tú serás mi hijo y nunca te abandonaré”

La mujer besó su frente, mientras el pequeño comprendió que, a pesar de todo, encontró a una desconocida que lo quiso de verdad.

martes, 27 de noviembre de 2007

Recuerdos e intrigas

Estaban dos loritos, encima de las ramas de un samu’u, descansando de un largo vuelo que tuvieron por algunos lugares del Chaco. En esos momentos, estaban conversando un poco sobre cómo un mismo lugar puede cambiar tanto.

- Lo que son las cosas- dijo el loro más joven- cuando estaba en un huevito, este lugar era habitado solo por animales e indígenas.

- Sí, recuerdo bien eso- le contestó el otro loro- se vivía en paz y armonía, ya que los indígenas solo cazaban para comer. Esto era un completo desierto y los árboles eran sus oasis.

- Yo no recuerdo bien eso, dado que solo veía el mundo a través de mi huevo. Pero cuando empecé a romper la cáscara, me pareció ver unas personas que no se parecían a los indígenas. Eran humanos también, pero tenían un aspecto muy diferente.

- Sí. Eran menonitas. La primera vez que los vi, creí que los indígenas se habían pintado de blanco por algún extraño motivo. Pero luego, al oírlos hablar, me di cuenta de que eran de otra parte. Hablaban un extraño idioma, se vestían de otra manera y construían las casas de forma diferente.

- Me imagino todo el desastre que ocurrió después. Estas tierras son muy secas y prácticamente no hay agua.

- Eso es lo que tú crees. Cuando yo era un huevo, este lugar era hermoso y habitable. Pero ya fue, ya no existe. Ahora tendremos que convivir con los humanos, sean indígenas, menonitas, campesinos…

- Yo ni sé el porqué se diferencian tanto entre ellos, si tienen las mismas formas: una cabeza con dos ojos, dos orejas, una nariz y una boca. Todos tienen dos brazos, dos piernas y no les falta dedos en los pies ni en las manos.

- Será porque sus limitadas mentes no les permiten verse como iguales. Nunca cambiarán.

Y mientras hablaban, vieron que un menonita y una indígena se encontraban debajo del samu’u. Se abrazaron y se besaron apasionadamente, como si fuera que desde hacia tiempo no se veían. Luego, los dos se sentaron y empezaron a preguntarse lo mismo que los dos loritos: el por qué las personas se diferencian entre sí si tienen la misma forma y los mismos sentimientos de felicidad y tristeza.

Los dos loros volvieron a volar y se posaron en otro árbol, para ver a los dos jóvenes humanos que, dejando de lado los prejuicios que todos tienen, se encontraron aquella calurosa tarde chaqueña para poder estar a solas por unos momentos.

- Es bueno saber que no todos los humanos son terribles- dijo el loro más viejo.

- Lo que pasa es que ellos hicieron mucho daño este lugar- dijo el loro joven- algún día, esos dos humanos jóvenes empezaran a cortar árboles o arrojar la basura en los pocos lagos que quedan.

- No los generalice. Tal vez ellos salgas diferentes. Nunca se sabe lo que nos depara el futuro.

- Mejor pienso en el presente. El futuro será para después.

- A pesar de que siempre he vivido aquí, han ocurrido tantas cosas que ya ni me acuerdo. ¿Será por la edad?

- Yo más bien creo que por tener memoria a corto plazo. Somos loros.

Siguieron viendo a los jóvenes, con la esperanza de que ellos fuesen diferentes y protegieran la naturaleza chaqueña, sin importar quiénes fuesen sus familias o cuáles eran sus ideas acerca de la vida.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Secreto de familia

Mi familia guarda muchos secretos.
Sé que cada uno tiene secretos que no quiere contar. Pero creo que mi familia tiene secretos tan graves o impresionantes, que nuestros padres nos ha ocultado.
Como soy escritor, me tocó a mí hacer esta historia que habla de mi propia familia. Pero para conocerlos mejor, te los voy a presentar.
Mi mamá es oculista y se llama Ester. Mi papá es arquitecto y se llama Alberto. Tengo una hermana mayor, que se llama Cristina y es estudiante de medicina. Mi hermano se llama Tomás y es el menor. Aún va al primer año del bachiller. Yo me llamo Armando y soy el hijo mediano. Ya antes de terminar el colegio, he escrito muchos cuentos que fueron publicados. No soy conocido, pero mi familia se siente feliz.
Bueno, ahora saben por qué soy yo el que escribo esta historia, ya que voy a hablar sobre algunos secretos que oculta mi familia. Sé que muchas personas me dirán que no debo hacer esto, que soy un mal hijo y cosas así. Pero yo hago lo que me parece correcto. Y si no les gusta lo que hago, creo que hay otros cuentos que pueden encontrar en la librería.
Todo esto comenzó cuando éramos pequeños. Estábamos jugando a las escondidas y yo me escondí en el sótano. La verdad, nuestros padres nunca permitían que nos metiéramos ahí. Pero como estábamos jugando y no encontraba otro escondite, me metí en ese lugar.
Lo que encontré fue un baúl, que estaba candadeado y tenía código secreto. Al verlo, me pregunté si eso era lo que mis padres estaban ocultando y qué habría dentro del baúl.
Salí de ahí, olvidándome de esa caja. Decidí no preguntar nada, por si me castigaran por haber desobedecido a sus órdenes. Y así pasaron los años, en que me olvidé por completo de ese baúl y de la curiosidad que sentía por descubrir lo que ocultaba.
Cuando mi hermana estuvo en el último año de la secundaria, empecé a tener pesadillas. Todas ellas venían de lo que descubrí en la infancia, lo del baúl y lo que posiblemente tuviese dentro. Todo comenzaba cuando jugaba con mis hermanos, como lo hacíamos en la infancia. Siempre entraba en el sótano y encontraba el mismo baúl. Luego, vencido por la curiosidad lo abría y aparecía desde monstruos hasta fantasmas y la muerte. Pero lo que no sabía era que la verdadera pesadilla todavía no comenzó.
Una noche, mientras mis hermanos y yo estábamos por entrar en las habitaciones para dormir, nos detuvimos a oír una conversación de mamá y papá. Cuando dijeron la palabra “baúl” detuve a mis hermanos y empezamos a espiarlos.
- ¿crees que ya habrán visto lo que hay en el sótano?- dijo mi mamá.
- ¡Bah! No lo creo- dijo mi papá- está tan asegurado que ellos ni lo mirarán.
- Pero ellos son inteligentes. Y si ven lo que hay en el baúl, se llevarán una gran desilusión.
- Lo hablaremos mañana. Ya encontraré la solución.
Mis hermanos y yo nos metimos en nuestras piezas, apenas oímos que ellos empezaban a salir de donde estaban.
Al día siguiente, después del colegio, mis padres no estaban. Así que hablé con mis hermanos acerca del baúl que encontré una vez, cuando jugábamos a las escondidas.
- ¿Y tú piensas que sería correcto ver lo que hay en el baúl?- me dijo Tomás.
- No lo sé, pero lo que guardan ahí puede ser algo tan horrible como para ocultarlo.
- Mejor será que nos olvidemos de esto- me dijo Cristina- si no lo muestran, será por nuestro bien.
Y así pasaron dos años, mientras mi curiosidad aumentaba. Empecé a escribir inspirándome en el baúl, por lo que todas mis historias eran de misterio puro. Lo que no sabía en ese momento era que yo, tiempo después, me convertiría también en un personaje de un cuento de misterio.
Ya llegó un momento en que la curiosidad pudo más que la prudencia. Así que aproveché un día en que nadie estaba en la casa, para meterme al sótano y tratar de abrir el baúl de alguna forma. Pero cuando entré a ese lugar, el baúl desapareció.
Al día siguiente, estuve paseando por el patio de mi casa. Era otoño y estaba jugando con las hojas, cuando de repente me tropecé con algo.
Me di cuenta de que había un pedazo de madera entre salida de la tierra. Esa madera no estaba ahí antes y lo sabía bien. Así que tomé una pala y empecé a cavar. Cavé hasta que logré desenterrar por completo el baúl que mis padres ocultaron con la esperanza de que nunca lo encontremos. Supuse que lo hicieron por la noche, porque fue mal enterrada.
Empecé a arrastrarla, haciendo todo un esfuerzo posible para llevarla hasta la casa. Por suerte, mis padres tenían mucho trabajo, mi hermana estudiaría hasta la madrugada y mi hermano estaría en una fiesta. Así que tendría todo el tiempo para desentrañar un misterio que me atormentó durante toda mi corta vida.
Lo llevé a mi pieza y, cuando llegué, tomé aliento y me arrojé al suelo. Luego de un corto descanso, busqué una vara metálica y un martillo, para romper todos los candados que tenía. Tardé bastante, porque eran como veinte candados que tenía. Cuando logré romperlos todos, tomé aliento y me encontré con otro obstáculo más: el código secreto del baúl. Eso fue fácil, porque en uno de los candados encontré un papelito que tenía escrito unos números. Cuando descifré el código, logré abrir el baúl y ver lo que había dentro suyo.
Ojalá me hubiese limitado a consumirme con la curiosidad que a descubrir la verdad.
Dentro del baúl había un mantel blanco, muchos papeles escritos y muchas fotos.
Empecé a leer los papeles. Todos se trataban de explicaciones para cometer un asesinato. Luego, vi las fotos y todas ellas eran de una mujer joven. Eran muy antiguos, pero se veía que la violaban, la acuchillaban por todas partes y, luego, vi una foto en donde estaba la misma chica pero ya partida en pedacitos.
Y entonces, vi que el mantel blanco cubría algo. Lo saqué y vi un trozo de brazo de mujer. Ya estaba todo podrido y se le veía casi todos los huesos. Me dio tanto asco, que lo volví a meter al baúl, con todas las fotos y los papeles. Lo cerré de golpe, volví a poner los candados tal como los encontré, pero de manera apresurada.
Por suerte, llegaron primero mis hermanos y no mis padres. Les conté lo que había visto y ellos se asustaron.
¿Acaso será que mi familia es un grupo de asesinos, que matan por dinero? ¿Por qué habrán hecho eso?
Volvimos a enterrar el baúl. Los tres prometimos que no diríamos nada acerca de eso.
Pasó el tiempo y, un día, volvimos a hablar de este tema cuando nuestros padres no estaban. Mi hermano me dijo que había que contarlo, porque ya no podía seguir ocultándolo. Mi hermana me dijo lo mismo y yo me comprometí a escribirlo. Solo espero que haga lo correcto y que mis padres no se enojen por esto.
Por las dudas, cambié los nombres de mi familia y la mía. Pero aún así, creo que mis padres sabrán que esta historia es nuestra, ya que no creo que haya familias que tenga nuestro secreto de familia.
Ahora, ya no me importa lo que diga la gente. Yo ya hice lo que me pareció correcto y podré estar tranquilo.
Pero nunca olvidaré las fotos que había visto, ni tampoco la idea de que mis padres son malvados, ni tampoco me sacaré de la cabeza que al final terminaré como ellos.
No, no quiero ser como ellos. Nunca me gustó matar gente por dinero. Y si tuviera que hacerlo, no tendría el valor de sacar una vida a alguien. Solo espero no heredar esa parte de mis padres que, por alguna razón, ellos escondieron todo esto para que nunca sepamos lo que son, para que nosotros no los copiemos. Al menos, eso es lo único correcto que hicieron durante toda la vida.

NOTA: Esta historia es totalmente ficticia. No tiene nada que ver con mi familia ni con la familia de algún conocido. Cualquier semejanza con la realidad, es pura coincidencia...

¿Dónde estás inspiración?

¿Dónde estás, inspiración? ¿No ves que te necesito? Te he buscado por todas partes, así como un amado busca a su amada perdida. ¿Por qué te alejas de mí? Necesito de tu aliento, necesito de tu ayuda. Eres el aire que respiro, eres el texto cuyas manos no se cansan de escribir. Eres todo para mí, necesito de tu magia, de tus ideas, de tu imaginación.
¿Dónde estás, inspiración, cuando más te necesito? ¿Acaso estás queriendo descanzar por un momento? Si es así, me lo hubieras dicho. No quiero que me abandonen sin avisarme, porque me siento como si todos me dejaran. Así que, si regresas a mí, haré todo lo posible por utilizar lo mejor de tí para poder elaborar escritos que lleguen más allá del cielo, más allá de la vida...

Todo pasó


Todo pasó,
Despierta niña,
Todo pasó.
Todos se fueron,
Ya nadie grita
Por lo que pasó.
Todo pasó,
No llores más,
Todo pasó,
Sola no estarás.
Sonríe, niña,
Deja de llorar,
Que la tristeza
Se fue ya.
Tu alma duerme,
Descanza en paz.
Ya espanté
Las cosas malas.
Todo pasó,
Ven aquí,
Todo pasó,
Acostada estás,
Levantate ya
Te espero aquí.
Todo pasó,
Todos piensan
En ti, niña,
Todo pasó.
La primavera
Vuelve otra vez
En tu corazón.
El invierno
Ya se fue,
Y no volverá
Nunca jamás.
Todo pasó,
Canta, niña,
Todo pasó,
Todo acabó.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Encuentro con un ángel


La imagen no es tan clara, porque más bien le saqué una fotografía por haber hecho en un papel muy grande para poder escanearlo. Está todo hecho a lápiz y es un hombre que se encuentra con un ángel.
Espero les guste ;)

domingo, 11 de noviembre de 2007

Mi sonata

Las cuerdas de mi guitarra
Se volvieron a partir.
Ya no tiene sentido la música
Que ejecuté para ti.
Suenan los tambores del alma
Clamando por la libertad,
Que está encadenada
Con las cadenas de la maldad.
Por suerte los problemas
Tienen alguna solución,
Así que no pierdo las esperanzas
De cantar para ti.
Las liras de todos los ángeles
Ya se empiezan a escuchar,
Al igual que sus dulces voces
Canciones de la bondad.
Espíritus de paz y justicia,
Salgan de su prisión,
Vengan conmigo ahora
Y sigan con esta canción.
No quiero que creas
Que todo termina aquí.
La canción continúa
Y así debería ser.
Ya tráeme el martillo
Para estas cadenas romper.
Las alas de la libertad se agitan,
No aguantan este lugar.
Así que espérame un rato
Para mi guitarra componer
Y seguir con esta música
Para a la libertad poder ver.
Quiero hablar contigo
Gran creador de la vida.
Tú que todo lo puedes,
Tú que todo lo ves.
Sientes en lo profundo de tu ser
Cómo agoniza la humanidad.
El viento, el fuego y el agua
Me lo dicen sin cesar.
Mi alma siente algo
Que está a punto de venir.
La tierra está temblando
Porque está a punto de morir.
Pero llegará el día
En que todo renacerá,
Y por fin sentiremos
La eterna libertad.
Ya la guitarra suena
Con una hermosa melodía.
Y así seguiré con esta canción
Dedicado a ti, el amor.