Generalmente, a la hora de escribir, uno
planifica lo que va a poner para así no crear una masa deforme de letras y
palabras. No existe eso de escribir lo que a uno se le da la gana y como
quiera. Hay muchos pasos por seguir y no todos son capaces de llegar a eso.
Por ejemplo, si uno quiere escribir una
historia de aventuras (bueno, podría ser de cualquier cosa, pero estoy solo
dando un ejemplo), lo que debería hacer es ver qué personajes poner, en qué
época se adapta la historia, de qué se tratará, en que status social estarán
los personajes, cual será el/la protagonista, el/la antagonista, etc, etc…
Ni siquiera se el porqué estoy
escribiendo eso. Simplemente creo que estoy improvisando, por algo le puse ese
título al texto. Solo quería resaltar que, a falta de inspiración, siempre es
importante improvisar una pequeña historia, sacar lo que tiene uno dentro y
empezar a escribir poco a poco. Quien sabe, tal vez ese tipo de improvisaciones
te traigan a una inspiración maravillosa, espectacular. Solo hay que intentarlo
un poco.
Lo bueno de poder escribir no es poder contarles
historias a los demás. Lo bueno de escribir también requiere crear un mundo
ideal, en donde uno se descubre a sí mismo y de lo que puede ser capaz.
Escribir es parte de la vida de un escritor y, para algunos, escribir es como
respirar…
Y así finalizo esta sátira de
improvisaciones que se me ocurren cada tanto, y más cuando las ideas se me
acaban o ya no quiero seguir con una historia que, en resumen, me aburrió
totalmente.
Hasta la vista y que la pasen bien este
día.